miércoles, 15 de enero de 2014

Una reflexión desde la Hispanidad: ¿Es posible un ''liberalismo'' económico sin ''la tiranía'' del mercado? Parte 1: Introducción.


Fuente: Fotolog.com












¿Por qué si la libertad de producción, circulación y consumo no es una mala idea en el plano de la teoría económica, tiene tantos problemas para funcionar en la práctica? 

Litografía 1936-1939. Créditos: Somni
¿Hay gobiernos que impiden que el sistema económico funcione libremente? ¿Hay ideologías que perjudican su buen funcionamiento, frustrando sus posibilidades de éxito? ¿O el liberalismo económico es un mal sistema, que hay que combatir?







La Economía no es una ciencia ''exacta'' ni absoluta

No hay forma de contestar la pregunta si antes no se tiene en cuenta que la Economía, una ciencia social, es una disciplina cuyas conclusiones no son absolutas, es decir, verdaderas para todo tiempo y lugar, ni sus métodos son infalibles. 

Economía. Producción
Créditos: Juandluk1
Esto es así porque el objeto de la Economía, que es la actividad económica y su preocupación, el problema económico fundamental, el desequilibrio entre recursos (escasos) y necesidades humanas (infinitas), no existe al margen de la historia, ni puede abstraerse de un contexto cultural y social. Los principios económicos no son absolutos. ¿Por qué? Porque la ciencia económica, y con más razón la doctrina liberal:

1. No es éticamente neutra

2. No es independiente de un determinado tipo de psicología individual y social

3. No existe al margen de una cultura o civilización

4. No existe al margen de la historia

Es una forma de conocimiento relativo a un contexto. Tiene que ver con la experiencia de un pueblo. La economía de un pueblo no se puede separar de la historia de ese pueblo, de los valores de ese pueblo. La ciencia económica, estudiada al margen de los contextos históricos, de los contextos culturales, de los contextos sociales, se transforma en un texto cultural, válido solo para un pueblo, para una cultura; en cambio, puede dañar a otros pueblos y a otras culturas.


Dos grandes escuelas de pensamiento económico ''liberal''

Es casi imposible encontrar un manual de Economía que no diga que el padre fundador del liberalismo económico es Adam Smith. Esto a tal punto es así, que todo el mundo está convencido de que no es posible separar las ideas económicas ''liberales'' de las ideas de Adam Smith. En consecuencia, si el liberalismo como teoría, práctica y sistema es bueno o malo (de manera universal) esto parece que depende de lo talentoso que haya sido Adam Smith.

Adam Smith
Pero la expresión ''liberalismo económico'' tiene otra acepción. También como teoría, práctica y sistema, pero no desde los criterios de Adam Smith. Hay ''liberalismo económico'' sin Adam Smith. La escuela de economistas ''liberales'' españoles e hispanoamericana es mucho más antigua que la inglesa, data del siglo XVI, pero mientras no se difunda su existencia, todo el mundo va a creer que el liberalismo es inglés, o mejor dicho, escocés.

Esta es la idea que voy a desarrollar en la Parte 2; mientras tanto, me gustaría referirme a cuatro puntos que dejé planteados más arriba:


La ciencia económica no es éticamente neutra

La mejor demostración de esto es el mismo Adam Smith, que antes de escribir su tratado de economía más conocido, digamos que unos 17 años antes, abordó el tema-problema de pensar una Teoría de los sentimientos morales (1759). Tal el título de su primera y más importante obra conocida. Smith fue un autor ilustrado, por lo tanto, enciclopédico; tenía conocimientos generales sobre las diversas disciplinas humanas, y no solo de Economía. 

Además, Smith destacó una determinada idea de lo que es la libertad, y en función de ella, lo que sería un orden social ''basado en la libertad''. 

Figura humana. Arte rupestre.
Australia. Créditos: Namiac
Pero la libertad es un valor, y cómo se entiende la libertad, es algo que varía con la cultura, más allá de que una persona en Tasmania y otra en Alaska tengan derecho a disfrutar de las mismas libertades. No hay nada más antiliberal que imponerle a toda la humanidad un criterio uniforme de libertad. (¡Nada menos!).






Cuando nuestros antepasados decían que había una América Española (que no es lo mismo que una América colonia española), una América Portuguesa, y una América Anglosajona, no estaban pensando solo en una diferencia lingüística, no estaban pensando en el español o el portugués como ''herramienta de comunicación'' (como se dice ahora), sino en el español o el portugués como sistema de pensamiento, que era lo que decían ellos, y lo que es realmente. Mientras no se invente el latino como lengua-pensamiento de América Latina (y una lengua no es algo que se pueda inventar), nuestras reflexiones serán en español, portugués, quechua o guaraní.

Entonces no puede ser que nuestro pensamiento en español se limite a ser una traducción de las ideas del inglés al español. 

No hay pensamiento en lengua extranjera suficientemente universal (o más bien, absoluto) como para esto. 

Voy a poner un ejemplo. En los países anglosajones está fuertemente arraigada la idea de que la desigualdad social y económica es un estímulo moral, social y económico

Blog La Zanahoria

La sociedad ideal sería aquella donde ''todos tengan las mismas oportunidades de alcanzar el éxito si trabajan duro y tienen grandes ideas'' tal como ha dicho Obama, pero resulta que el motor de esto es la desigualdad. ''Necesitamos motivar a la gente para que trabaje''. Lo que por aquí llamamos ''injusticia social'' allí es ''estímulo''.

Este es un criterio de origen cultural. No está demostrado que la desigualdad estimule el esfuerzo, ni parece humano que así sea, desde un punto de vista latino, claro. Para nosotros la motivación debe ser interior -y no inducida artificialmente desde afuera-; es la vocación personal y social la que logra resultados, mientras la responsabilidad es la fuerza que asegura que esos resultados sean socialmente beneficiosos. Por tradición católica, la pobreza no es ni un delito ni un castigo.

Fuente: Insurgentes. La voz de México.
Aunque se intenta imponer el criterio anglosajón de muy diversas formas, para la sensibilidad de los pueblos al Sur del río Bravo (y mucha gente del Norte) la desigualdad social (inequidad) parece más bien absurda, injusta e inmoral. La América hispanohablante tiene una visión razonablemente crítica sobre la naturaleza y las consecuencias de la desigualdad.



La ciencia económica no es independiente de un determinado tipo de psicología individual y social

De hecho el mismo Adam Smith nos dice que (desde su punto de vista) la primera y más elemental tendencia del ser humano es el amor hacia sí mismo. De esta tendencia surgiría, -siempre según el mismo autor- la necesidad de aprobación social. Smith no dice, como Hobbes, que el egoísmo es el sentimiento primario del ser humano; o el utilitarismo, como Hume; pero parte del supuesto de que cuando satisface su propio interés, está contribuyendo a la realización de un interés colectivo. (Fueron los seguidores de Smith los que introdujeron las ideas utilitarias o egoístas). Lo que hace Smith es expresar las creencias de su sociedad y de su época, matizadas por sus propios conocimientos científicos.


La ciencia económica no existe al margen de una determinada cultura y civilización

Adam Smith nació en Escocia en el año 1723, y falleció en 1790. 

Adam Smith

Durante el siglo XVIII, Escocia fue una potencia comercial industrial e intelectual en Europa, y lo mismo durante el siglo XIX, hasta la Primera Guerra Mundial, cuando empezó primero la crisis y luego la decadencia, que se profundizó luego de la Segunda Guerra Mundial. Pero antes de su declive Glasgow y Edimburgo eran ciudades florecientes; la Ilustración escocesa fue una de las más importantes de Europa.


Smith se refirió a lo que era bueno en el marco de la cultura y de la civilización a la cual él pertenecía; no a lo que es absolutamente bueno para toda civilización y cultura, aunque él pudiera creerlo.



La ciencia económica no existe al margen de una determinada historia

Cuando, en 1776, Adam Smith publicó Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, hacía unos veinte años que la Revolución industrial estaba en marcha; y uno de los centros que más iba a beneficarse de ella (hasta 1914) era Escocia. Esta obra es una crítica al sistema mercantilista, que desde su punto de vista, trababa el desarrollo de las fuerzas económicas. 

Para los mercantilistas, la riqueza de los países dependía de sus reservas de oro y plata. La importación de bienes desde el extranjero era vista como perjudicial, porque significaba la pérdida de parte estas reservas. La exportación era vista como buena porque hacía que los metales preciosos retornaran. La política económica de los países era proteccionista y se basaba en un sistema de controles aduaneros y también en el control de los gremios y corporaciones comerciales, agrarias e industriales. Para que la Revolución industrial tuviera éxito se necesitaba abrir los mercados, y de ahí que las ideas de Smith fueran tan bien acogidas.


Conclusión de la Parte 1

El liberalismo económico que identificamos con Adam Smith tiene las mismas limitaciones que podían tener las ideas de Adam Smith dentro de su contexto: define de una determinada manera, que no es absoluta ni neutral, 1. qué es la libertad y 2. cómo se conducen (o deberían conducirse) los individuos y las sociedades. Solo que esto está lejos de ser universal.


En consecuencia, la única forma lógica y real de universalizar 1 y 2 es extender (por el método que sea) una determinada cultura y civilización; imponer una sensibilidad, una sociabilidad, y un pensamiento único; pero esto también está lejos de ser natural o espontáneo; por esta razón, la consecuencia más importante del sistema que impulsó Smith es la subordinación de los intereses de la humanidad a los intereses de un sector; en una palabra, las diversas formas del colonialismo, el imperialismo, la guerra, la opresión económica, social y política, el estallido de una multitud de crisis. Un economista neoliberal actual (Milton Friedman) diría que ''no se puede hacer una tortilla sin romper huevos''. El problema es si los huevos están de acuerdo: 1. con que se los rompa a ellos, 2. con el tipo de tortilla que se quiere hacer.

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