Los santos y beatos son figuras heroicas de la religión que pueden servir como puente para unir a los pueblos, sobre todo porque muchas veces a la persona se le pone el nombre del santo del día de su nacimiento; de ahí que ese santo sea como el héroe cuyo ejemplo orienta a la persona en su vida; pero además permiten reflexionar sobre determinados temas históricos, que si no, a veces es más difícil. Hoy, 8 de diciembre son recordados Santa Narcisa de Jesús (Ecuador); San Sofronio de Chipre (Siria y Chipre); San Eutiquiano (Italia); y los beatos José María Zabal Blanco (España); y Luis Aloisio Liguda (Polonia).
Santos y beatos de Italia, Europa Oriental y el Cercano Oriente
El más antiguo es San Eutiquiano, que nació en Luni, Etruria, Italia, en el año 275 y murió en el 283. Llegó a ser Papa de la Iglesia cristiana, en una época de muchas persecuciones, tantas, que los cuerpos eran abandonados sin sepultura. Eutiquiano los recogía y los enterraba con una dalmática roja, que por entonces estaba reservada al Emperador. Además, Eutiquiano instituyó la bendición de la recolección de los campos. Está enterrado en las Catacumbas de San Calixto, en la Vía Apia, en Roma. ''¡Felices los que llevan su nombre!''.
Luego tenemos a San Sofronio, aunque en realidad, hay dos santos que se llaman de esta manera; uno nació en Siracusa, Italia, y el otro en Damasco, Siria. Sofronio también es el nombre de uno de los siete sabios de la Antigüedad. El primero, ''el sofista'', vivió en la Antigüedad, y se lo recuerda en el mes de marzo, y al segundo, al ''de Chipre'', que nació hacia el año 600, se lo recuerda hoy. Vivió en un periodo de difusión de la herejía monotelita (del griego monotheletai), corriente de línea monofisista.
Fue Patriarca de Jerusalén, ciudad que cayó bajo la influencia de los musulmanes en el año 638, por lo cual le tocó consolar a los fieles cristianos durante el primer periodo de difusión del Islam. También fue Obispo de Chipre, -cuando Chipre estaba bajo la influencia griega- de ahí el nombre por el cual se lo conoce. Protegió a los pobres, a los huérfanos y a las viudas; alivió a los pobres y a los oprimidos. ''¡Felices los que llevan su nombre!''.
A Luis Aloisio Liguda le tocó nacer en 1898 en Polonia, y ser encarcelado en el campo de concentración de Dachau (en el terrible bloque 29, reservado a los enfermos de tuberculosis) cerca de Munich, durante el periodo de ocupación nazi, en 1942. Polonia tuvo un total de 108 mártires polacos durante la Segunda Guerra Mundial, que son considerados beatos.
Estudioso de la Literatura e Historia de Polonia, escribió además sobre Homilética (del griego homiletikos/homileos, conversar), rama de la Teología pastoral cuyo objeto de estudio es el Sermón como discurso religioso. Acompañó a sus hermanos en medio de sus privaciones y sufrimientos. ''¡Felices los que lleven su nombre!''.
Como verán, nos hemos paseado por una serie de épocas históricas, cada una de ellas con una dificultad diferente para la comunidad cristiana, y además hemos aprendido un poco de griego. Ahora sabemos quiénes fueron los monotelitas y qué es la Homilética, pero sobre todo, ahora conocemos mejor a tres personas, cuyas biografías pueden ser tema de reflexión, de lo cual se infiere lo bueno que es consultar cada tanto el santoral.
Santos y beatos hispano-americanos del 8 de diciembre
Santa Narcisa de Jesús Martillo Morán, Virgen laica ecuatoriana, nació en 1832 en Nobol, arquidiócesis de Guayaquil, Ecuador. Sus padres eran agricultores. Tuvieron nueve hijos. Narcisa perdió a su madre cuando era niña, y a partir de los 15 años se dedicó a la costura y a las tareas domésticas. Oraba con frecuencia, y se considera que recibió del Espíritu Santo el don de la Oración.
Santa Narcisa de Jesús reposa en su santuario en Nobol, Ecuador |
Se inspiró en Santa Marianita de Jesús, nacida en Quito, en 1618, quien quedó huérfana a los 4 años, oraba con frecuencia, y a los 8 años dejó admirado al sacerdote que le hizo el examen de religión, siendo admitida a esa edad, a tomar la primera comunión, cosa rara en la época. Era hija del Capitán español Jerónimo de Paredes y Flores, y de Doña Mariana Jaramillo, dama de la nobleza.
Santa Marianita de Jesús |
Se sentía comprometida con la evangelización de los paganos y quería vivir como anacoreta, pero los adultos no se lo permitían, por los riesgos que estas acciones suponían para una niña. Era muy buena música y costurera; todos estos detalles de la biografía de Marianita coincidían con los de la biografía de Narcisa. A Marianita se la recuerda, porque en 1645, cuando un terremoto y una epidemia se ensañaron con Quito, ella donó todos sus bienes y se dedicó a los enfermos y a las víctimas hasta que cesara la epidemia. De forma milagrosa, ella murió el viernes 26 de mayo, y la epidemia cesó al otro día, por lo cual se la considera ''Heroína de la Patria''. Como de su sangre, milagrosamente, nació una azucena, se la conoce también como ''la Azucena de Quito''.
Cuando, a los 18 años muere el padre de Narcisa, ella se traslada a Guayaquil donde colabora apoyando a las niñas huérfanas, a quienes enseña costura, y visita enfermos y moribundos. Vivía de los ingresos que le proporcionaban sus labores, no dependía de nadie más para su sustento. Durante este tiempo conoció a muchos religiosos que la apoyaron y la orientaron en su vocación. En 1868 se trasladó a Lima, donde contrajo una enfermedad de la que murió el 8 de diciembre de 1869. Para su beatificación y canonización se tomaron en cuenta milagros hechos por su intercesión en 1967 y 2008, además de otros milagros que se piensa que realizó en su propio siglo. ''¡Felices las que llevan su nombre!''.
En 2008, en Ecuador, se dedicó una película a Santa Narcisa de Jesús, ''Niña Narcisa''. Tenga, para edificarse el domingo:
José María Zabal Blanco nació en Valencia en 1898, y en 1936 era empleado de la Estación del Norte de Valencia, casado y con tres hijos. Dedicado al apostolado social, fue martirizado el 8 de diciembre de 1936. España en ese momento atravesaba un periodo de intolerancia política y religiosa. La Iglesia católica recientemente reconoció el martirio de 233 beatos entre 1936 y 1939, entre los que figura José María Zabal Blanco en la fecha indicada, aunque la lista de víctimas abarca miles de personas. ''¡Felices los que llevan los nombres de María y de José!''.
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