domingo, 6 de octubre de 2013

¿Fueron los indios taínos, chibchanos y mayenses sujetos pasivos o activos del descubrimiento europeo de América?

Los indios americanos compartieron sus conocimientos con la expedición de Colón, quien luego difundió estos conocimientos, además de los suyos propios, en Europa.

Muchas personas que se consideran anticolonialistas o antiimperialistas repiten los prejuicios de discriminación aprendida cuando parten del supuesto de que los indígenas se limitaron a ser espectadores y no actores de los hechos que se desencadenaron en América a partir de 1492. (Un ''colonizado'' como sinónimo de ''dominado'' tiende a pensar que el ''colonizador'' es la parte activa de la relación, que el ''colonizado'' es la parte pasiva, y que esto siempre ha sido y será así).

Sin embargo:

1. Colón pudo contar con información náutica indígena, antes de pisar las Bahamas. Avistamientos de naves no identificadas, restos de embarcaciones, incluso cadáveres, despertaron su interés como evidencias de una ruta a las Indias por el oeste. Hasta circuló un relato sobre un misterioso ''piloto desconocido'', un náufrago, que reveló a Colón el secreto de la ruta del oeste antes de morir. ¿Descubrieron los indios las islas occidentales de Europa, y ese descubrimiento fue utilizado luego por Colón, para descubrir América?

Referencias A, B, C, D y E: Lugares del Océano Atlántico donde tanto Cristóbal Colón como sus contemporáneos informan antes de 1492, que han visto naves de procedencia no identificada, que suponen de la India. También encontraron restos de embarcaciones y cadáveres. Para Colón -de acuerdo con su hijo Diego- esta fue la principal evidencia de que existía una ruta hacia el oeste.

2. Los indígenas recibieron a Colón con mucho entusiasmo cuando llegó a las Bahamas en 1492. Incluso, Colón escribe en el Diario que fue guiado por una luz a la distancia. Al regreso de su expedición de 1492, Colón fue guiado de vuelta a Europa por un indígena taíno que fue conducido, a su vez, en presencia de los Reyes Católicos. Fernando e Isabel le pidieron que realizara una representación tridimensional de la región, que hizo utilizando unas habas. Este indígena fue bautizado como Diego. En Europa adquirió conocimientos de cartografía, que le permitieron dibujar mapas utilizando los códigos de representación europeos. Colón lo volvió a consultar durante sus siguientes viajes.

3. Los guna de Panamá son una etnia de la familia lingüística chibcha, presente en la zona por lo menos desde 1492. Se llaman así mismos dule, que quiere decir ''personas'', de ahí el nombre Tule. Cristóbal Colón los conoció entre 1502 y 1504, durante su último viaje, cuando estaba seguro de que encontraría la ruta directa a las Indias (India-Indochina-Malasia), que confundía con la ruta del oro de los chibchas. Fueron ellos quienes le indicaron que había una ruta que llevaba del Mar Caribe al Océano Pacífico, y Colón murió como resultado del esfuerzo que hizo para encontrar esa ruta, del cual enfermó.

El Lago Nicaragua comunica con el Managua; ambos están situados muy cerca del Océano Pacífico y conectan con otros ríos además del San Juan. Colón observó que por la desembocadura del río circulaba mucha gente en canoas, y que llevaban consigo objetos de oro. Al sur de Nicaragua había más indios canoeros con más objetos de oro, quienes le confirmaron que del otro lado del mar, se hallaba el pueblo de Ciguare, rico en oro. De allí que se llamara a esta tierra ''Costa Rica''.

Todavía más al sur, a la altura de Panamá, Centroamérica se adelgaza hasta los 60 km de ancho. El 2 de noviembre, Colón fondeó en la hermosa bahía de Portobelo. Los indígenas le aconsejaron que cruzara las montañas en dirección al sur, por una ruta que coincide con el actual canal de Panamá: encontraría oro y caballos. Puede que le hablaran de Perú, donde hay camélidos. Pero entonces no existía el canal, y Colón siguió navegando hasta encontrar la desembocadura del río Quiebra, que llamó Belén. Era el 6 de enero de 1503. Había llegado a Veragua, el Reino del Quibian.

4. En julio de 1502, durante su Cuarto Viaje, Colón estaba más decidido que nunca a encontrar un paso marítimo hacia el Quersoneso Áureo (Indochina-Malasia-Indonesia). El día 30, al norte de Honduras, Colón se cruzó con una embarcación maya, en un punto que puede verse aquí:


Conocemos el relato del encuentro gracias al Padre Las Casas, que tuvo en su poder el Diario autógrafo completo de Colón, original que luego se perdió junto con otros valiosos documentos colombinos:

''Así que, habiendo saltado el Adelantado en esta isla de las Guanajas o Guanaja, llegó una canoa llena de indios, tan luenga como una galera [pudo tener hasta 40 metros de largo y más de 5 metros de ancho], y de ocho pies de alto [más de 2 metros; las mayores galeras europeas tenían hasta 9 pies de puntal]: venía cargada de mercaderías de Occidente y debía ser, cierto, de tierra de Yucatán, porque está cerca de allí, cosa de 30 leguas o más [unos 165 km]. Traían en medio de la canoa un toldo de esteras, hechas de palma, que en la Nueva España [México] llaman petates; dentro de debajo del cual, venían sus mujeres e hijos, y hacendejas y mercaderías, sin que agua del cielo ni de la mar les pudise mojar cosa alguna. Las mercaderías y cosas que traían eran muchas mantas de algodón, muy pintadas de diversos colores y labores, y camisetas sin mangas, también pintadas y labradas''.

''[...] Ítem, espadas de palo, con unos canales en los filos, y allí pegadas con pez e hilo ciertas navajas de pedernal [es decir, de origen azteca]; hachuelas de cobre para cortar leña y cascabeles y varias patenas, y crisoles para fundir el cobre [puede ser que fabricaran estos objetos a bordo]; muchas almendras de cacao, que tienen por moneda en la Nueva España [México] y en Yucatán y en otras partes'' (''Vida de Cristóbal Colón'').

Viajaban 24 personas a bordo de aquella embarcación. Eran mayas chontales, es decir, que estaban en contacto con los pueblos de México. En Mesoamérica, elaboraban mapas usando referencias convencionales. Colón se dio cuenta que entre los 24 viajeros mayas, -nos dice Hernando Colón- venía uno a quien llamaban Yumbé (Yum Be, ''el dueño del camino''), de edad más avanzada y con conocimientos de navegación. Era el guía o uno de los guías de aquel viaje. Sabía orientarse y hasta dibujó un mapa. No era la primera vez que a Colón lo conducía en alta mar un guía indígena. Como ya vimos, en su Segundo Viaje, regresó a las Antillas con un indio de Guanahaní (lslas Bahamas), bautizado Diego, que conoció durante su Primer Viaje.

Yum Be, que era ''Señor de los caminos'', guió a Colón desde la isla Guanaja o Isla de los Pinos, -lugar donde los navegantes de la zona se abastecían de agua potable, además de ser un excelente puerto- hasta el Cabo Gracias a Dios, en el límite de lo que hoy serían la República de Honduras y la de Nicaragua, donde desemboca el río Coco. Y donde, en aquel entonces, según Yum Be, terminaba el área de influencia cultural maya y empezaba la Costa de los Misquitos, los pueblos del tronco misumalpa, en la ribera caribeña de Nicaragua. Por este motivo, o simplemente, porque no estaba interesado en seguir navegando con Colón, Yum Be bajó a tierra en ese punto, y según cuenta Hernando Colón, Cristóbal le pagó este servicio. Era el día 14 de septiembre de 1502.


Según Yum Be, los objetos de orfebrería de oro que tanto interesaban a Colón, proveían del sur, de lugares llamados Ciguare, Veragua y Zorobaró. Ciguare estaba a solo diez días de la desembocadura de un gran río. Colón, quien después de tomar contacto con los mayas, creyó que había llegado a China, pensó que ese río sería el Ganges. Los mayas y nahuas se sabían comunicar con los pueblos del Caribe y del Pacífico usando la red hidrográfica de México y Centroamérica. Pero Colón insistía que, además, tenía que haber un paso marítimo al país de donde venía la orfebrería del oro.

Como experto en rutas, Yum Be puso a las naves de Colón a salvo de tormentas (que los demoraron 40 días), barreras de corales -y otros obstáculos conocidos por los putunes-, y las orientó hacia el sur, valiéndose de sus observaciones astronómicas. Cuando Colón quiso impresionarlo anunciándole un eclipse, Yum Be (a diferencia de los indios de Jamaica) le contestó indicándole cuántos días faltaban para tal evento. Según Yum Be, no había nada en la carabela de Colón que llamara la atención de los viajeros mayas o que ya no lo conocieran, incluso caballos. Todo esto confirmaba a Colón en su convicción de que estaba en China.

Antes de bajar a tierra, Yum Be le dibujó a Colón un mapa de la ruta marítima al Quersonerso de Oro de los mayas y de los chibchas, es decir, a la actual República de Colombia. Los días siguientes, Colón pudo recorrer la Costa de los Misquitos, hasta la desembocadura del río San Juan, a gran velocidad. Y en efecto, este río, que los tiburones usan como una autopista para ir y venir del Mar Caribe al Lago de Nicaragua y del Lago nuevamente al Mar, es un paso estratégico de América Central.

Conclusión

El descubrimiento europeo de América es un proceso en el que coinciden los conocimientos y la experiencia de mucha gente, de muchas etnias. Y aunque al calibrar los méritos de unos y otros pudiera establecerse que alguno o algunos tienen más mérito que otros, no deja de ser un mérito colectivo. Cuando decimos que los indios americanos fueron coautores del descubrimiento europeo de América (hacía siglos que la habían descubierto para sí mismos), estamos afirmando que compartieron sus conocimientos, que hicieron una contribución a la humanidad.

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