domingo, 13 de octubre de 2013

La ruta de Colón. Colón en el Triángulo de las Bermudas.

Diario del Almirante. Lunes, 17 de septiembre de 1492: ''[...] Tomaron los pilotos el Norte marcándolo, y hallaron que las agujas noroesteaban una gran cuarta, y temían los marineros, y estaban apenados y no decían de qué. Conociólo el Almirante; mandó que tornasen a marcar el Norte en amaneciendo, y hallaron que estaban buenas las agujas. La causa fue porque la estrella que aparece hace movimiento y no las agujas''. (Texto de Bartolomé de Las Casas).

La declinación magnética

Los marineros empezaron a observar esta anomalía el jueves 13 de septiembre. El fenómeno de ''las agujas fuera de control'' tiene fama de ser característico del Triángulo de las Bermudas: Cristóbal Colón iba en esa dirección.



La aguja imantada de las brújulas se orienta en una dirección que tiende a coincidir con el Norte geográfico, situado en un punto del Hemisferio Norte donde cruzan las coordenadas geográficas (imaginarias) con el eje de la Tierra, y cuya perpendicular pasa por la Estrella Polar; a ella se referían los marineros. El fenómeno del Norte magnético comenzó a ser estudiado recién en 1830; Colón fue un precursor. Es la dirección a la que apuntan las agujas de las brújulas en función del magnetismo terrestre.

La declinación magnética es la diferencia que hay entre el Norte geográfico y el Norte magnético; esta diferencia forma un ángulo (''una gran cuarta'') que en este caso orientaba la aguja de las brújulas al Oeste. Ya entonces Colón se dio cuenta de que había una relación entre las anomalías magnéticas y el movimiento aparente del Sol; también lo relacionó con la posición de la Estrella Polar.

La apertura del ángulo está indicando la magnitud de la anomalía, que si bien se produce en todo el mundo, es característica de América. Esto no solo ocurre con los Polos; también el Ecuador magnético se distancia del Ecuador geográfico de manera mucho más notable que en el resto del mundo. Se supone que el magnetismo terrestre es provocado por el núcleo líquido de la Tierra, actuando como un dínamo o generador que transforma el magnetismo en electricidad. El núcleo de la Tierra tiene una densidad que es típica de los metales sometidos a presión en esa zona en ciertas condiciones de calor y radioactividad.

La interacción del magnetismo terrestre y el viento solar

A partir del lanzamiento de los satélites Sputnik 1 (1957, U.R.S.S.); y Explorer 1 (1958, E.E.U.U.), el estudio de la magnetósfera terrestre, iniciado en el siglo XIX avanzó considerablemente. De esta forma se pudo saber que el Sol emite una corriente de plasma (''viento solar'') a una velocidad de 400 km por segundo, que altera el magnetismo terrestre. La zona más alejada del viento solar, y donde la Tierra ejerce predominancia, se llama magnetósfera; la zona donde el viento solar es prevalente, se llama magnetopausa. Cuando el viento solar es intenso, se observan auroras, y se producen grandes variaciones magnéticas que afectan las telecomunicaciones y el clima.

En los cinturones de Van Allen, situados entre los 2.000 y los 25.000 km de la Tierra, las partículas atrapadas en la magnetósfera se cargan de energía de tal manera, que aunque su densidad sea baja, pueden penetrar dentro de un satélite y provocarle daños por radiación. Por encima de los cinturones de Van Allen se encuentra la plasmósfera, donde la carga de energía es baja; de manera que los satélites orbitan por encima de la plasmósfera.

La anomalía geomagnética del Atlántico Sur

El día 30 de septiembre, Colón trató de encontrar una explicación satisfactoria del fenómeno, en relación con la posición de las estrellas y la hora del día: ''en anocheciendo, las agujas noroesteban una cuarta, y en amaneciendo, están con la Estrella [Polar] justo; por lo cual parece que la Estrella hace movimiento como las otras estrellas, y las agujas piden siempre la verdad''. La conexión entre la declinación magnética y la hora del día hoy está demostrada. En cuanto al movimiento aparente de las estrellas es una ilusión, resultado de la rotación de la Tierra y de la propia declinación magnética.

Colón estaba a doce días de desembarcar en las islas Bahamas, es decir, en un lugar relativamente próximo a Suramérica, que junto con el Atlántico Sur es la zona de anomalía geomagnética más notable del mundo. Aquí los cinturones de Van Allen no están a miles de kilómetros de la Tierra, sino a solo unos cientos, por lo cual la radiación magnética es mucho más intensa. Entre otras causas, este proceso está relacionado con el desarrollo de la dorsal atlántica (o cordillera submarina) y la expansión del Océano. La lava basáltica de los volcanes de la dorsal contiene minerales geomagnéticos, que se imantan al enfriarse.

Uruguay es el país que se encuentra en el centro de la zona de anomalía. Decimos que es una zona de ''depresión magnética'', porque los valores promedio del campo magnético terrestre son inferiores al promedio mundial y siguen en caída. A la inversa, la carga energética de protones y electrones del cinturón de Van Allen es miles de veces mayor que en otras partes del mundo. Esto afecta los satélites y comunicaciones electrónicas; nos hace más vulnerables a los rayos cósmicos y aumenta la frecuencia de mutaciones genéticas, según la Facultad de Ciencias.

La caída constante de los valores permitiría predecir una anulación magnética y posterior inversión de los polos del campo magnético dentro de los próximos 1.000 años, pero que duraría varios milenios. La última tuvo lugar hace 780.000 años. Uruguay no tiene Estación Geomagnética en este momento, pero es un objetivo, ya que resulta fundamental poder medir los valores geomagnéticos que se registran en el país y su incidencia en la salud humana, así como apoyo de brújulas y para la elaboración de mapas.

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