lunes, 7 de octubre de 2013

La huella portuguesa de Colón. Matriz hispano-lusitana de América. Cultura fronteriza. Matriz afroibérica.

Las culturas fronterizas

En la frontera uruguaya, así como en otras fronteras de América Latina, como la boliviano-brasileña, se habla portugués (con castellanismos), y se sintonizan radios y canales de televisión de Brasil, lo cual incide en el desarrollo de las competencias lingüísticas de los niños. También hay un avance del castellano-rioplatense en la región.

El uso del portugués es tan frecuente en la frontera uruguaya, que esta lengua ha seguido el mismo proceso de diferenciación que en todo el mundo, formándose un dialecto portugués característico de Uruguay, que los lingüistas llaman DPU, dialecto portugués uruguayo. Proviene del portugués gaúcho -siendo el gaucho el típico transgresor de fronteras- pero muy salpicado de castellanismos. Se llama a este dialecto, fronterizo, portuñol, o riverense, y se distingue bien del portugués brasileño riograndense, llamado brazilero o brasilero.

Cruzando fronteras 

El dialecto portugués uruguayo, fronterizo, o portuñol, se parece al portugués, pero también al español. Probemos hacer el ejercicio de rezar el Padre Nuestro en español, portugués y portuñol: luego de un tiempo de acostumbramiento, tendremos la sensación de estar hablando una misma lengua ibérica, pero que admite numerosos matices:

''Padre nuestro,/ Que estás en los cielos,/ Santificado sea tu nombre./ Venga tu reino./ Hágase tu voluntad,/ así en la tierra como en el cielo''.

''Nosso Pai,/ Que estais nos céus,/ Santificado seja o teu nome./ Venha o teu reino./ Tua será feito/ na terra como no céu''.

''Padre notru,/ Qu'ehtá nuh celuh,/ Santificado seya tu nomre./ Veña tu reinu. / Házase tu voluntad,/ así na terra como nuh celuh''.

Hay unos 100.000 hablantes de portuñol en Uruguay. Para 70.000 personas es su lengua materna y para 30.000 personas su segunda lengua. Está indicando el origen de miles de personas. Si de forma un poco arbitraria, sumáramos la población de todos los departamentos de la frontera uruguayo-brasileña (pues no en todos se habla portuñol en la misma proporción), el resultado, según el Censo de 2004, sería de unas 390.000 personas.

Quiere decir que más de 1 de 4 personas habla portuñol en la frontera, y una cifra superior podría descender de brasileños. Si limitáramos nuestro análisis a los departamentos donde es más evidente el fenómeno, la proporción sería 1 de 3 personas. El equivalente de toda la población del departamento de Rivera. La presencia de apellidos portugueses, y sobre todo en el norte, es importante en Uruguay.

''El laboratorio social de la integración''

Se ha caracterizado a la región fronteriza como ''laboratorio social de cooperación e integración transfronteriza''. América Latina se está integrando. Las fronteras hispano-lusitanas, que ya empezaron su proceso de integración hace 250 años, capturan la atención de los gobiernos. Se valora esta experiencia como positiva, no como negativa. Por todas partes se están formando ''ciudades gemelas''.

A veces hasta tienen el mismo nombre de un lado y del otro de la frontera, como Guayaramerín, en Bolivia, y Guajará Mirim en Brasil. Un 27% del territorio de Brasil está formado por regiones fronterizas. Los propios nombres de las ''ciudades gemelas'' indican que la fusión no es solo entre español y portugués, sino con guaraní y aymara. Las lenguas fronterizas o de transición también ponen en circulación africanismos. En Uruguay y Brasil son importantes los préstamos del bantú, en particular del quicongo/quimbundo.

Esta integración cultural se manifiesta de forma más acelerada en todos aquellos puntos del continente donde se ha estimulado el libre tránsito de personas y mercancías, al aflojar los controles e instalar ''zonas francas''. Muchos emprendimientos resultan imposibles sin la colaboración de los vecinos. Y nos quejamos cuando estos nos fallan. El MERCOSUR está creando una nueva figura jurídica, la ''ciudadanía fronteriza'' con su ''Estatuto de Frontera''. 

La matriz afro-ibérica

'Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y América que una emanación de Europa; pues hasta la España misma deja de ser europea por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos [...]''. Simón Bolívar, Angostura, Venezuela, 15 de febrero de 1819.

El discurso que el Libertador dirige a los representantes de las Provincias de la que sería en 1821 La Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) en ocasión de su Congreso Constituyente, de donde emanaría luego la Ley Fundamental de la República, contiene ya todo un programa, el que América Latina iba a desarrollar durante los siguientes doscientos años:

''Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son extranjeros [...] Los ciudadanos [...] gozan [...] de una perfecta igualdad [...] Cuando [aunque] esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia y en América, deberíamos nosotros consagrarlo para corregir la diferencia que aparentemente existe''.

Hace 200 años ya se sabía en América Latina que una nación es una comunidad imaginada, un proyecto abierto al futuro, y en consecuencia, se fundaba la identidad sobre el dogma de la consanguinidad incluyente, de la africanidad compartida, de la negritud o reivindicación del negro, mientras en otras partes del mundo se imponía la consanguinidad excluyente y la negrofobia.

Y de la mano de esta ficción del origen común indo-íbero-africano venía la igualdad ante la ley, la voluntad de trascender el modelo democrático-esclavista griego, el modelo democrático-burgués de Francia, el modelo democrático-oligárquico de América, estableciendo que las diferencias sociales y étnicas son aparentes y circunstanciales, y pueden corregirse por la vía democrática, mientras en otras partes del mundo se elaboraban teorías racistas para usarlas de manera funcional a los intereses de unos pocos.

En el discurso de Bolívar aparecía al mismo tiempo, la reivindicación de lo ibérico, -de la identidad compartida de lo español y portugués-, como factor de integración de Iberoamérica, que debería traducirse en la unión política iberoamericana. Al mismo tiempo, se asociaba la identidad ibérica con la identidad africana, para difuminar (imaginariamente) las fronteras étnicas.

Esta defensa de lo ibero-indo-africano se reforzó en América Latina cuando, durante el periodo intersecular, un sector de las oligarquías atacó a los peninsulares y los mestizos, utilizando argumentos tomados del positivismo determinista pseudocientífico (sobre todo de Lombroso) y con los mismos objetivos que perseguía el racismo negrófobo, en este caso, la discriminación de los trabajadores rurales y de los inmigrantes de origen mediterráneo:

''El actor criminal en nuestra campaña es el gaucho, mezcla de raza española y de raza indígena. Si el factor raza tiene influencia en la criminalidad, si la estadística no se equivoca cuando atribuye a España una gran criminalidad de sangre, el cruzamiento de esa raza con la indígena, guerrera y sanguinaria, debería producir un tipo, ya sea por herencia o atavismo, sanguinario y despreocupado por la vida. Son esas precisamente las cualidades de nuestros paisanos''. Evolución, 1906, pág. 382.

En los años 1920, la negrofobia, entendida -a partir de ciertas ''teorías de la decadencia de Occidente''- como el temor a la pérdida de la ''supremacía blanca'' (es decir, nórdica), o ''white supremacy'' se volvió contra los inmigrantes de origen eslavo, judío, mexicano o mediterráneo, impulsando la regresión de las prácticas democráticas. Por las mismas razones, el supremacismo blanco resurgió en los años 1980.

La reacción de los latinoamericanistas fue la defensa conjunta de lo negro-africano y lo ibérico, -entendido como lo euroafricano- como antítesis al nordicismo o supremacismo blanco. Un autor paradigmático fue el brasileño Gilberto Freyre, autor de Casa Grande y Senzala, editada por primera vez en Río, en 1933, 114 años después del discurso de Simón Bolívar en Angostura. La lectura del libro produjo la siguiente impresión en muchas personas:

''Lo cierto es que a mí y a todos 'CG y S' nos enseñó muchas cosas que necesitamos comenzar a enumerar. Principalmente nos enseñó a reconciliarnos con nuestra ascendencia lusitana y negra, de la que todos nos avergonzábamos un poco; a él le debemos haber comenzado a aceptar como dignificante antepasado a ese pueblo al que nos acostumbramos a ver e identificar con el inmigrante que hacía de burro de carga, empujando carritos de feria o el comerciante próspero y mezquino en el que se transfiguraba después de enriquecerse. A Gilberto le debemos, sobre todo, el haber aprendido a reconocer en la cara de cada uno de nosotros o en la de nuestros tíos y primos -si no con orgullo, al menos con tranquilidad- una bocaza carnosa, cabellos ensortijados o esas fornidas narizotas de indiscutible procedencia africana y servil''. Darcy Ribeiro, ''Prólogo'', Caracas, 1977.

Por la misma razón, el español Miguel de Unamuno le envió, un 8 de junio de 1832, después de haber leído Sóngoro Cosongo, la siguiente carta al cubano Nicolás Guillén:

''[...] Señor mío y compañero [...] He oído hablar de usted a García Lorca [...] Vengo siguiendo el sentido del ritmo, de la música verbal de los negros y mulatos [...] Usted habla de 'color cubano'. Llegaremos al color humano, universal o integral. La raza espiritual humana se está haciendo siempre[...]''.

''[...] Una cosilla que escribí el 5 de enero [...]: 'Conquistarán nuestra tierra/ con risa pura los negros:/ con risa que es solo risa/ Dios los aguarde riendo [...] Le tiende su mano como a compañero de ensueños. Madrid [...] Miguel de Unamuno''

La realidad cotidiana de la integración fronteriza en la prensa diaria:

Osorio: "Integración fronteriza es parte de cotidianeidad". En diálogo con En Perspectiva el intendente de Rivera, Marne Osorio (Partido Colorado –PC) y el prefeito Municipal de Sant’Ana Do Livramento, Glauber Gularte Lima (Partido de los Trabajadores –PT) relataron la experiencia de gobernar dos ciudades independientes, en los hechos, pero que viven como si fueran una sola. La metodología de trabajo y los proyectos que están en carpeta, fueron analizados y explicados por ambos gobernantes.

http://www.espectador.com/noticias/275453/osorio-integracion-fronteriza-es-parte-de-cotidianeidad










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