Créditos: CarlosVdeHabsbaurgo
Las costas de los ríos, mares y océanos fueron elegidas por españoles y portugueses para fundación de ciudades. La mayor parte de las ciudades españolas fueron edificadas en las áridas costas del Océano Pacífico, salpicadas por algunos valles fértiles, o en los valles de las sierras.
Pueblo de Machuca, en San Pedro de Atacama, desierto de Atacama, uno de los más áridos del mundo, en la ruta que conduce a los lagos del altiplano, en Chile. Créditos: Javi2986.
El secreto de estas ciudades era que miraban al mar, o a los caminos interiores de los altiplanos y sierras, buscando las rutas del comercio internacional.
La costa de Chile en el año 1635.
Un ejemplo de esto es Trujillo, en la costa norte del Perú. Una ciudad hispana de influencia cosmopolita y mestiza.
En el valle de Chimo, a orillas del río Moche, donde en 1535 los españoles fundaron Trujillo, se desarrollaron, en un periodo que coincide con la duración del Imperio romano y la Alta Edad Media, civilizaciones tan importantes como los moches, chimú y Chan chan.
Pero en los años 700 y 1200, una serie de catástrofes climáticas hicieron del valle un lugar cada vez más árido cuyos habitantes se envolvieron en guerras sangrientas por el control de los escasos recursos que iban quedando.
Cuando en 1534 los españoles llegaron al lugar, las antiguas pirámides se habían convertido en un amasijo de lodo y las fortalezas en un amontonamiento de piedras. Entre las ruinas de aquellas civilizaciones perdidas, y con los últimos restos de aquellos pueblos, Francisco Pizarro fundó, el 5 de marzo de 1535, la villa de Trujillo de Nueva Castilla, en honor a su tierra natal.
El 7 de diciembre de 1537 Carlos V de Habsburgo, por Real Cédula, le otorgó su escudo de armas:
Durante el siglo XVI, lograron recuperar la agricultura en el valle, al punto de que Trujillo pudo abastecer de alimentos al Virreinato del Perú. Pero en el siglo XVII, las sequías, inundaciones y epidemias regresaron al valle. La ciudad sin embargo logró sobrevivir gracias al comercio que hacía posible el puerto de Huanchaco.
En su ruta a través del Pacífico las ciudades hispanas de América del Sur, descubrían, como en un espejo, a sus hermanas hispanas de Asia: Manila, en las islas Filipinas, era la más importante.
Pero valía la pena:
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