viernes, 18 de abril de 2014

Sobre por qué, el principio de soberanía popular, base de la democracia moderna, solo aparece correctamente formulado en la tradición política hispánica. (Parte 1)

Acontecimientos actualmente en curso -inquietantes, por cierto-, nos han hecho reflexionar sobre el sentido preciso con el que debería formularse el principio de soberanía popular. Y ese sentido es el hispánico. Ha llegado entonces, el momento, de reivindicar este elemento de identidad como un motivo de orgullo democrático.

¿Por qué? Porque la tradición hispánica es la única que, manteniendo su fidelidad con la tradición política griega, considera a la ciudad como unidad de la vida política democrática dentro de un Estado. De manera que la idea de soberanía popular no se formula en general y en abstracto, sino en particular y en concreto. Desde el punto de vista ético, se basa en el principio de que nadie tiene derecho a decidir por otro.

Este principio, así formulado, en el marco cultural de nuestras propias tradiciones políticas se llamó, históricamente, ''soberanía particular de los pueblos''. Y es un concepto de origen popular. Las revoluciones liberales -a las que los manuales escolares atribuyen la creación de este principio- es decir, la Revolución inglesa del siglo XVII y las Revoluciones francesa y norteamericana del siglo XVIII, no formulan el principio de soberanía popular en particular, sino en general. Y de esta forma traicionan las revoluciones populares para instalar Repúblicas burguesas, y hasta Monarquías parlamentarias burguesas.

A la ''soberanía particular de los pueblos'' no se la puede seguir considerando un objeto de museo, ''superado'' por el criterio liberal anglo-francés de soberanía popular. Es un tema vital, de mucha actualidad. Hay infinidad de tensiones en el mundo que se podrían resolver si se atendiera ese principio. Claro que a las que son grandes potencias oligárquicas en nuestro siglo y también en los siglos anteriores, no les interesa. Pero precisamente es este hecho el que nos demuestra hasta qué punto fueron democráticas las antiguas tradiciones hispánicas y hasta qué punto son oligárquicas las formas políticas modernas.

''La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada como el objeto único de nuestra revolución''.

José Artigas, Banda Oriental, 1812-1813.

Continuará.

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