domingo, 27 de abril de 2014

17 de agosto de 1945, el día en que Ciudad de México se convirtió en la nueva Capital del Estado Español. En abril de este año se cumple el 75 aniversario del Exilio republicano.

17 de agosto de 1945, el día en que Ciudad de México se convirtió en la nueva Capital del Estado Español

Para los que creen que después de 1824 (batalla de Ayacucho) rompimos definitivamente vínculos políticos (no diplomáticos) con el Estado Español (nunca rompimos con España, como a veces se dice), pues no. Todavía nos estaba reservada una sorpresa. El 17 de agosto de 1945, Ciudad de México se convirtió en sede del Gobierno de la II República Española, en una palabra, se ganó el estatus de Capital del Estado Español en el exilio hasta el 8 de febrero de 1946, en que una parte de este Gobierno se trasladó a París, quedando no obstante, un remanente en México. 

El caso plantea una situación sui generis, pero demuestra que un Estado se puede instalar en el territorio de otro, e incluso, hacerlo suyo -como es también el caso de las embajadas- sin que esto implique que haya invasión o conquista, sino por el contrario, invitado por el Estado anfitrión. Al igual que siglos antes hubo un Estado español en América, sin que esto implicara que el territorio de América pertenecía a dicho Estado. Aunque esta vez, el Estado huésped era rival del de la metrópoli. Puede decirse que el Estado mexicano cedía al Estado español en el exilio el derecho a gobernar sobre territorio mexicano siempre y cuando los gobernados fueran españoles republicanos. México y España republicana compartieron, además, una misma Capital.

Las características del Estado Español en América hasta 1824, y el Estado Español en América hasta 1946 (y en parte hasta 1977), son diferentes; pero deberían hacernos revisar algunos prejuicios del pasado acerca de lo que ha significado históricamente la presencia de un Estado Español en América. Una cosa es el Estado Español en América, y otra cosa diferente hubiera sido el Estado Español dueño de América. La situación especial que se planteó en España a partir del 1º de abril de 1939 generó un contexto también especial desde el punto de vista político-ideológico. Es bueno recordar que cuando los Estados Hispanoamericanos se independizaron del Estado Español lo hicieron por motivos político-ideológicos, no por otra razón; esos motivos se mantienen, todavía, en la actualidad. 

A partir de 1945 hubo dos Estados Españoles, si bien uno era considerado legítimo, y el otro, ilegítimo, según el punto de vista de quien lo considerara. Las instituciones republicanas en el exilio continuaron representando al Estado Español, y México, -más tarde también París- fue su Capital en el exilio mientras Madrid se convertía en la Capital del Gobierno franquista. Dicha situación se mantuvo hasta 1977.

Desembarco en México del Sinaia (13 de junio de 1939). Fuente: Biblioteca Virtual Cervantes















Las cosas ocurrieron de esta manera. Hasta ese momento venía funcionando una Diputación de las Cortes exiliadas en París. En junio de 1945 se convoca en París a una reunión de las mismas Cortes, para reconstituirlas fuera de España. Esta se concreta el 17 de agosto de 1945, en la Sala de Cabildos del Zócalo de la Ciudad de México, donde en 1812, se proclamó la Constitución de México. 


Plaza de la Constitución de México, informalmente conocida como El Zócalo. Foto: Schlaeger.













Dos años antes, los exiliados españoles en México habían fundado la Junta Española de Liberación, integrada por el Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Republicana, Ezquerda Republicana de Catalunya, Acción Republicana de Cataluña, y la Unión Republicana. Fue presidida primero por Diego Martínez Barrio, quien fue uno de los principales asesores del Presidente Manuel Azaña, a quien estuvo encomendada la difícil tarea de detener el Golpe militar, cosa que por momentos se pensó que había logrado. Mientras tanto, los exiliados españoles en Francia se agrupaban en la Unión Nacional Española, presidida por Juan Negrín, que había sido electo Presidente de la II República Española en 1937, y fue reconocido como tal, en Francia, hasta 1945.

Así las cosas, los exiliados reunidos en Ciudad de México, que habían reconstituido allí las Cortes, procedieron a elegir también otros cargos de Gobierno, los cuales desempeñarían funciones hasta enero de 1947: Diego Martínez Barrio como Presidente de la República; José Giral, como Presidente del Gobierno; Fernando de los Ríos, como Ministro de Estado; Álvaro de Albornoz como Ministro de Justicia; Juan Hernández Saravia, que era General, como Ministro de Defensa; Augusto Barcia Trelles, como Ministro de Hacienda; Manuel Torres Campañá como Ministro de Gobernación; Miquel Santaló, como Ministro de Instrucción Pública; Horacio Martínez Prieto como Ministro de Obras Públicas; José Leyva, como Ministro de Agricultura; Manuel de Irujo, como Ministro de Industria y Comercio; Trifón Gómez, como Ministro de Emigración; Ángel Osorio y Gallardo, y Lluis Nicolau d'Olwer, como Ministros sin Cartera. Cada quien propuesto por su partido político. En abril de 1946 se incorporaron nuevos Ministros, como fue el caso de Enrique de Francisco Jiménez (Economía); Santiago Carrillo y Rafael Sánchez Guerra (sin carteras).



El nuevo Gobierno se regía por la Constitución de 1931, que dice:

''Artículo 1. España es una República de trabajadores de toda clase, que se organizan en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo. ... La bandera de la República española es roja, amarilla y morada..................................

''Artículo 4. El castellano es el idioma oficial de la República. Todo español tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones. Salvo lo que se disponga en leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional.

Fuente: Dedona
Su lema era Plus Ultra, que lucía su escudo:

Y su Himno, el del General Rafael Riego, del Segundo Batallón Asturiano del Ejército de Tierra, que el 1º de enero de 1820 se alzó en las Cabezas de San Juan (Sevilla), donde arengó a los suyos con una Proclama en la que reivindicaba la Constitución de 1812, la que había establecido que la Nación Española era una sola a lo largo y a lo ancho de dos hemisferios. 



Entre 1939 y 1942 habían llegado unos 25.000 refugiados españoles a México, invitados por el Gobierno, que venía haciendo la oferta desde 1937. Entre ellos había intelectuales, obreros, campesinos, militares, marinos, pilotos, hombres de Estado, empresarios. El exilio republicano comenzó al otro día de la victoria de Franco sobre los republicanos, el 1º de abril de 1939, de manera que este mes se cumplieron los 75 años. Dicha emigración le dio al Estado español en el exilio, una población, si bien el tema del territorio era más complejo. Se puede pensar que estaba implícito el hecho de que donde hubiera españoles había un territorio en que el Estado huésped podía ejercer su soberanía; y ese era todo México, ya que los emigrados no se concentraron en un determinado punto sino que fueron dispersados. El 60% de ellos, además, adquirió la ciudadanía mexicana.

El primer desembarco que adquirió notoriedad se produjo el 13 de junio de 1939, cuando llegaron los refugiados que se habían embarcado en el Sinaia, buque de vapor francés construido en el Reino Unido, y bautizado por María de Rumania, quien le dio ese nombre en homenaje a una población rumana. En este buque se habían embarcado, el 25 de mayo de 1939, 307 familias, unas 1.599 personas, la mayoría varones mayores de 15 años, que primero se habían refugiado en Francia, y luego decidieron trasladarse a México, invitados por el Presidente Lázaro Cárdenas. Hasta ese momento, los pasajeros permanecían en campos de concentración franceses. El viaje fue organizado por el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles y el Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles, formado por mexicanos. El proyecto fue preparado con antelación por el embajador español en México, Félix Gordón de Ordás.





Sin embargo, ellos no fueron los primeros refugiados españoles en llegar a México. Ya con anterioridad habían arribado 400 niños de Cataluña y la Comunidad Valenciana, y pequeños grupos de refugiados en los buques Nyassa, Siboney, Mexique, Isere, Orizaba y Flandre. Estos buques transportaron refugiados desde Casablanca, en Marruecos.

Marcelino Perelló y su familia, a bordo del Nyassa. Año 1942.





En México, al igual que en toda Hispanoamérica, había un clima de adhesión y de entusiasmo hacia la República Española, que ha dejado su huella en las coplas populares. Como esta:




Cuando ya resultó evidente que la República Española iba a caer, el poeta peruano César Vallejo, que fue un Maestro de la lengua española, le dedicó estos versos, que son muy tristes, y se llaman ''España, aparta de mí este Cáliz'':




Diego Martínez Barrio fue Presidente de la República Española en el exilio hasta 1962, año en que falleció en París. En el Ayuntamiento de Sevilla, España, hay una avenida con su nombre, que se encuentra al sureste de la ciudad. El 1º de febrero de 1939, había presidido la última reunión de las Cortes en territorio peninsular. El 16 de mayo de 1939, embarcó hacia Cuba, donde estuvo una temporada, antes de instalarse en México. A su llegada creó la Acción Republicana Española, en la que intentó reunir un espectro amplio de partidos republicanos, aunque el núcleo fundacional estaba formado por Izquierda Republicana y Unión Republicana. Tenía delegaciones en toda América Latina, Europa y Filipinas. Tuvo su momento culminante entre 1940 y 1943, para luego dar paso, en 1944, a la Junta Española de Liberación, en la que se incluyó al Partido Socialista Obrero Español. El 25 de noviembre de 1943 Martínez Barrio pasó a presidir dicha Junta, cuya finalidad era la creación del Gobierno y las Cortes en el exilio. El 1º de agosto de 1945 fueron convocados todos los partidos políticos y sindicatos españoles en el exilio con la finalidad de reconstruir sus estructuras. Con este motivo se reunieron en el Palacio de Bellas Artes de México, cedido a estos efectos por el Gobierno mexicano, donde sesionaron los días 7 y 8 de agosto.

El 17 de agosto de 1945 Martínez Barrio se hizo cargo de la Presidencia de la República en el exilio, trasladándose a París en marzo de 1946. El mismo día 17, en el Salón de Cabildos del Palacio de Gobierno de México, se reunió el Congreso de Diputados, instalándose de esta forma el Gobierno español en la Ciudad de México. A la ceremonia asistieron los embajadores de Bolivia, Colombia, Chile y Venezuela; los ministros de Francia, Checoeslovaquia y Suecia; los encargados de negocios de Grecia, Nicaragua, Uruguay y Rusia; así como los altos funcionarios y los altos mandos militares de la República Española. Se recibieron asimismo adhesiones de las Cámaras de Diputados de Perú, Argentina, Francia, Venezuela, Cuba, Nueva York y Chile.

El 21 de agosto de 1945 se creó el Ejecutivo del Gobierno de la II República en el exilio, presidido por José Giral hasta enero de 1947. El Gobierno se presentó ante las Cortes el 7 de noviembre de 1945 en el Salón de Cabildos del Palacio del Distrito Federal de México, donde Giral expuso su programa, afirmando que no se consideraba el representante de una sola corriente sino de todos los españoles. El nuevo Gobierno fue reconocido por varios países latinoamericanos como México, Guatemala, Panamá y Venezuela, y europeos, como Polonia, Rumania, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia. No lo reconocieron los EEUU, Reino Unido, Francia, y la Unión Soviética, en este último caso por la escasa participación que tenían en él los comunistas. 

El primer país en reconocer al nuevo Gobierno fue, obviamente, México, y solo restableció relaciones con la España peninsular en el año 1977, cuando el propio Gobierno en el exilio reconoció al Gobierno de la Transición, que en esa fecha tomó la forma de una Monarquía parlamentaria.

Además México presentó una iniciativa en las Naciones Unidas, en 1945, de repudio al Gobierno de Francisco Franco y para que se reconociera al Gobierno en el exilio como representación de España en el ámbito internacional, iniciativa que fue respaldada por todos los países salvo por EEUU que, mucho más pendiente de la Guerra Fría, restableció relaciones diplomáticas con el Gobierno de Franco en 1950 y luego impulsó su ingreso en la ONU en 1955. Esto desbarató las expectativas republicanas de que el franquismo cayera en 1950, tras la derrota de Hitler y Mussolini (1945) y como consecuencia de una grave crisis económica. 


Fuente: www.sbhac.net/Republica/TextosIm/TDH/Exilio/Exilio.htm













También operaba en Europa una guerrilla de Resistencia, formada por españoles, denominada maquis, impulsada desde París por la Unión Nacional Española, que en 1944 lanzó la ''Operación Reconquista de España'' en el Valle de Arán con ayuda de la Resistencia francesa. Esta etapa también despertó mucho entusiasmo en Hispanoamérica, el cual se mantuvo durante décadas, sobre todo entre los comunistas. En 1968, el chileno Rolando Alarcón, editó una serie de ''Canciones de la Guerra Civil Española'' (del bando republicano) que con los años, y en el contexto de las dictaduras militares latinoamericanas de los años 1970, se transformaron en un símbolo de Resistencia democrática en ambas orillas del Atlántico.





De esta forma Hispanoamérica acompañó durante décadas a la República Española en el exilio,  no solo en el sentimiento, sino en todas aquellas actividades en las que se pudo ser solidario; solidaridad que continúa viva, como se vio a principios de este año, cuando se conmemoraron los 75 años del Exilio republicano, con la organización de Conferencias tanto en México como en España y Francia:




Enlaces de interés

http://www.sbhac.net/Republica/TextosIm/TDH/Exilio/Exilio.htm

http://elpais.com/diario/2000/01/29/andalucia/949101738_850215.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Gobierno_en_el_exilio_de_Jos%C3%A9_Giral

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