sábado, 1 de noviembre de 2014

Cuando el racismo antihispánico se disfraza de ''investigación'': Oriol Malló: “El cártel español. Historia crítica de la reconquista económica de México y América Latina (1898-2008)”, Ediciones Akal, S.A., 2011.

Cuando el racismo antihispánico se disfraza de ''investigación'': Oriol Malló: “El cártel español. Historia crítica de la reconquista económica de México y América Latina (1898-2008)”, Ediciones Akal, S.A., 2011.

Portada


''En nuestros años jóvenes veneramos y despreciamos, careciendo aún de aquel arte de la 'nuance' (matiz), que constituye el mejor beneficio de la vida, y, como es justo, tenemos que expiar duramente el haber asaltado de ese modo con un '' y y un 'no' a personas y cosas''. Más allá del bien y del mal, 31.

Nietzsche, la moral desnuda

Es pues, Nietzsche, uno de los primeros autores que introduce el método de matizar, de hallar la gama de grises que la realidad introduce entre el blanco y el negro. Sin embargo, casi a renglón seguido anota: 

''No queda remedio: es necesario exigir cuentas y someter a juicio despiadadamente los sentimientos de abnegación, de sacrificio por el prójimo, la moral entera de la renuncia a uno mismo; y hacer lo mismo con la estética de la 'contemplación desinteresada', bajo la cual un arte castrado intenta crearse hoy, de manera bastante seductora una 'buena conciencia''

Así que Nietzsche abandona la ''nuance'' por el ''juicio despiadado''. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué intenta demostrar? Encontramos la respuesta en ''Genealogía de la moral: un escrito polémico. Tratado Primero'' (1887) Leamos una síntesis del propio Nietzsche en El Anticristo, maldición sobre el cristianismo (1888):

''En mi Genealogía de la moral he expuesto por primera vez, psicológicamente, el concepto antitético de una moral aristocrática y de una moral de ressentiment (resentimiento), surgida esta última del no a la primera: y esto es, íntegra y totalmente la moral judeocristiana. Para poder decir no a todo lo que representa en la tierra el movimiento ascendente de la vida, la buena constitución, el poder, la belleza, la afirmación de sí mismo, para poder hacer eso, el instinto, convertido en genio, del resentimiento, tuvo que inventarse aquí otro mundo, desde el cual aquella afirmación de la vida aparecía como el mal, como lo reprobable en sí. Calculadas las cosas psicológicamente, el pueblo judío aparece como un pueblo dotado de la más tenaz de las vitalidades, como un pueblo que situado en condiciones imposibles, toma voluntariamente, partido, desde la más honda listeza de la autoconservación, por todos los instintos de la décadence (decadencia), -no como dominado por ellos, sino porque en ellos adivinó un poder con el cual es posible imponerse contra el mundo''. (El Anticristo, 24).

Para decirlo con otras palabras, Nietzsche elabora una ingeniosa tesis racista, según la cual, el pueblo judío, -y, por extensión, todos los pueblos diferentes de los nórdicos, como es el caso de aquellos de cultura latina o católica-, son resentidos; es decir, que han elaborado su sistema ético a partir de antivalores (la debilidad, el sacrificio) propios de la moral de los esclavos, antítesis de los valores de la cultura aristocrática (la fuerza, el poder). Nietzsche plantea que los pueblos resentidos dominan a los otros (los nórdicos) a través de este sistema de antivalores construido a propósito para debilitar al adversario más que para regularse ellos mismos. Esta sería la genealogía de la moral judía y de la moral católica y en general, de la moral judeocristiana.

La tesis de Nietzsche, como es obvio, no puede demostrarse históricamente. La moral judeocristiana no fue construida de esta manera. No es una moral de resentidos ni un sistema de antivalores. No es la moral de los esclavos ni una moral inventada para dominar a los más fuertes debilitándolos, imponiéndoles una moral contraria a sus intereses. Como dice el Antiguo Testamento sobre los hipócritas -Nietzsche no inventó la idea crítica, que es israelita, justamente- ''llamando al mal, bien, y al bien, mal'', lo que se dice la inversión de los valores (El Anticristo, Prólogo) o inversión significativa:

''¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!''. Isaías, 5:20.


Nietzsche no descubre la genealogía de la moral, pero en cambio, descubre un mecanismo de dominación. Y como mecanismo de dominación está más allá de las culturas. Lo puede usar un judío o un latino, sí, pero también lo puede usar un nórdico. La inversión de los valores permite desmerecer y deslegitimar los bienes culturales que no sirven a un cierto grupo de intereses. Y los intereses en sí mismos no tienen raza, cultura, ni patria. En el ejercicio cotidiano del imperialismo, -el imperialismo como sistema, no el ''imperialismo'' como insulto- vemos el uso permanente de la inversión significativa, precisamente. Porque el imperialismo como insulto es parte del mecanismo de inversión significativa, del imperialismo como sistema.

Pero la tesis de Nietzsche es racista, porque asocia algo que es un mecanismo de dominación de uso universal con una etnia, grupo religioso, o sistema de valores de una cultura: ''y esto es, íntegra y totalmente la moral judeocristiana''. No importa si Nietzsche tenía en alta consideración a los intelectuales judíos o si tenía amigos judíos: la tesis es antijudía, y además, es anticristiana:

''Los débiles y los fracasados deben perecer; esta es la primera proposición de nuestro amor a los hombres. Y hay que ayudarlos a perecer''.

''¿Qué es lo más perjudicial de cualquier vicio? La acción compasiva hacia todos los fracasados y los débiles: el cristianismo''. (El Anticristo, 2).

''(...) El animal doméstico, el animal de rebaño, aquel animal enfermo que se llama hombre: el cristiano...''. (El Anticristo, 3).

''A la religión de la compasión se llama cristianismo. La compasión está en contradicción con las emociones tónicas que elevan la energía del sentimiento vital: produce un efecto depresivo. (...) La compasión dificulta en gran medida la ley de la evolución, que es la ley de la selección. Conserva lo que está pronto a perecer; combate en favor de los desheredados y de los fracasados de la vida, y manteniendo en vida una cantidad de fracasados de todo linaje, da a la vida misma un aspecto osco y enigmático''. (El Anticristo, 7).

En otras palabras: no es que dentro de la comunidad cristiana pueda haber prácticas de dominación a corregir. No; la comunidad cristiana misma, el sistema de ideas del cristianismo es algo malo en sí mismo:

''¿Qué es lo malo? Todo lo que proviene de la debilidad''. (El Anticristo, 2).

En conclusión, el cristianismo es una especie de sustancia contaminante; estropea todo lo que toca:

''Digámoslo otra vez: este instinto depresivo y contagioso dificulta aquellos instintos que tienden a la conservación y al aumento de valor de la vida: tanto en calidad de multiplicador de la miseria, cuanto en calidad de conservador de todos los miserables, es un instrumento capital para el incremento de la decadencia; la compasión nos encariña con la nada...''. (El Anticristo, 7).

Existe un mecanismo psicológico llamado proyección: consiste en atribuir a los demás aquello que son características de uno mismo. Nietzsche, el nórdico, que unos renglones más arriba, presentaba al pueblo nórdico como una víctima del judeocristianismo y su ideología de inversión de los valores, gradualmente se presenta como el victimador capaz de elaborar una justificación del exterminio de los más débiles, producto y agente de la debilidad como sustancia contagiosa. Esta sensación de ''contagio'' por contacto con cualquier forma de alteridad (la condición de ser ''otro'') es típica del racismo.

La oposición a estas ideas vino del mundo latino, por supuesto, pero más del español que del francés o el italiano, bastante más propensos a la nordomanía. En 1900, el español Leopoldo Alas hizo este análisis de las ideas nietzscheanas de su época:

''Lo mismo el cristianismo en su pureza, que el 'helenismo', se oponen a la moderna barbarie utilitaria [...] pero estos ocios [...] el utilitarismo del día los desdeña, porque no penetra su valor profundo; porque no ve que el destino del hombre es, tanto como vivir, contemplar, sentir la vida''.

''Pero además, el utilitarismo geométrico, lógico, llega... a la negación de la caridad, al dogma del triunfo del más fuerte, de la lucha por la existencia, legítima también entre hombres [...] proclamando el abandono y aun el exterminio de los débiles, de los no 'adaptados'; por ejemplo, del hombre delincuente nato, del niño no viable, etc, etc. ¿Quién no recuerda las doctrinas de ciertos periodistas italianos radicales, que llegan a pedir la persecución y supresión del criminal, aun antes del crimen, siempre que la 'ciencia' le señale como caso necesariamente llamado al delito?''

''Rodó recuerda con oportunidad al más franco, al más genial de los pensadores inspirados en tales egoísmos, a Nietzsche, con su clara y terminante idea del sacrificio de los más al placer y progreso de unos pocos; con su desprecio de las 'ternuras' cristianas... Mas por fortuna, añade Rodó, tales ideas no prevalecerán mientras en el mundo haya dos maderos que se puedan colocar en forma de cruz''. Leopoldo Alas, ''Ariel'', Clarín, Madrid, 1900

Leer a Nietzsche es ver, desde la fecha de 1888 en que esto escribe, hasta la actualidad, dibujarse la evolución de Occidente: los ''zoológicos humanos'' (Francia, Bélgica), las primeras leyes eugenésicas y el sistema de segregación racial en EEUU (Alabama, 1908-California, 1960; esterilización de los indeseables, de los ''negros'' y de los hispanos; segregación de los afroamericanos); el fascismo y el nazismo; las segundas leyes eugenésicas, los guetos y los campos de concentración (Alemania, 1933-1945); el Jim Crow en EEUU (hasta 1965); el imperialismo, la Guerra Fría y el neoliberalismo de los Chicago boys; la Cruzada de Bush y Obama contra el Islam en general; la destrucción de Afganistán, de Iraq, de Libia, de Siria; la contaminación y la destrucción del medio ambiente; la globalización del capitalismo salvaje, de la narcopolítica; el exterminio del 40% de las especies de animales salvajes en los últimos 30 años; no digamos ya el exterminio de los 8 millones de indios norteamericanos, mexicanos y filipinos con los que EEUU ingresa en la historia del siglo XIX, y los 8 millones de judíos del Holocausto (''quemar todo'') con los que el siglo XX encuentra a Alemania, pero también a Francia, Polonia, Ucrania...

No es que todo esto sea ''culpa'' de Nietzsche, sino que más bien Nietzsche leyó la mente de los responsables, les adivinó el futuro... En el fondo, Nietzsche nos desnuda el alma de la oligarquía angloteutónica que en su siglo y en el nuestro se lleva el mundo por delante. Con Nietzsche, semejante oligarquía se desnuda y se confiesa; y confiesa, justamente (por proyección) su resentimiento hacia los judíos y latinos, pueblos milenarios; resentimiento derivado de lo que bien podríamos llamar complejo de bárbaro que consiste en la incapacidad para aceptar que en la vida y en el mundo hay límites:

''Mirémonos de frente. Somos hiperbóreos, y sabemos bastante bien cuán aparte vivimos. 'Ni por tierra, ni por mar, encontrarás el camino que conduce a los hiperbóreos'. Píndaro ya sabía esto de nosotros. Más allá del septentrión, de los hielos, de la muerte, se encuentra nuestra vida, nuestra felicidad... Nosotros hemos descubierto la felicidad, conocemos el camino, hallamos la salida de muchos milenios de laberinto''. (El Anticristo, 1).

De esto al ''excepcionalismo'' yankee (doctrina racista derivada del ''destino manifiesto'') hay solo un paso. El hispanísimo Rubén Darío le contestó a semejante oligarquía en su Oda a Roosevelt:



Esto en lo que se refiere a la moral de los amos y la moral de los esclavos. Pero también en sus reflexiones sobre la moral de los téologos y la moral de los guerrerosNietzsche identifica pueblos de sacerdotes, como los judíos, los latinos y los franceses; y pueblos de guerreros, como los griegos y los germanos. La moral de los primeros es idealista; la moral de los segundos es agonística. Toda la obra de Nietzsche es una condena permanente contra la moral de los pueblos de sacerdotes: 

''Yo condeno el cristianismo, yo levanto contra la Iglesia cristiana la más terrible de todas las acusaciones que jamás acusador alguno ha tenido en su boca. Ella es para mí la más grande de todas las corrupciones imaginables, ella ha querido la última de las corrupciones posibles''. (El Anticristo, 62).

Sobre este enfoque de una cultura como elemento corruptor y contaminante en sí misma, voy a volver en la siguiente entrega, cuando analice dos entrevistas concedidas por Oriol Malló, autor de El cártel español. Historia crítica de la reconquista económica de México y América Latina (1898-2008), Ediciones Akal, S.A., 2011.

En la entrevista que concede a Enric Llopis, y que publica Rebelión, Oriol Malló se explaya sobre la penetración económica de empresas españolas en América en los años 1990, que define como ''imperialismo español''. Al final de la entrevista, se produce este diálogo:

Enric Llopis: ''Por último, ¿la expansión imperialista (de España en América) se limita al campo económico?''.

Oriol Malló: ''Hay también una dominación cultural. Para comprobarlo no hay más que observar la labor del Instituto Cervantes. O, más aún, de la industria del libro española. La mayoría de escritores latinoamericanos publican, o lo intentan, en editoriales ibéricas. Una parte sustantiva de la intelectualidad lee o colabora en el complejo cultural del grupo PRISA, sea en los libros de texto de Editorial Santillana, en las páginas de El País o en sus cadenas de radio. El grupo PRISA moldea el pensamiento de las clases medias y marca la pauta derechista y corporativa. Cabe agregar el éxito de la revista Hola o de las series Cuéntame y Los Serrano, entre otras muchas. Ahora bien, el primer producto de exportación española fue eminentemente político: la Transición, el Consenso y los Pactos de la Moncloa''.

En la entrevista concedida a Diego Morollón, leemos: ''(De) Esas primeras preguntas pasan luego a la pregunta más profunda de qué es esto de la hispanidad, de qué manera las castas de poder en México se sienten criollas, tienen un 'malinchismo' (identificación del extranjero como alguien superior), algo que cualquiera nota al principio. O como Darci (Darcy) Ribero (Ribeiro) dice, lo que son las capas primarias del poder, basadas en la historia. Cómo y por qué esto tiene tanta fuerza. Y por qué consiguió España tal penetración y poder siendo que su posición económica real en Europa es limitada y colonial. Cómo España siendo una colonia en Europa consigue ser sub-imperio''.

Y más adelante: ''Esa operación inicia muy temprano. La primera prueba de que esto era posible la hizo la Real Academia Española, en el año 1919 ya empezaron varios artículos de Jaime Granados en Colombia, acerca de cómo el español colombiano, que es un español totalmente puro y extraño, que es un invento digamos de la academia española que hacen que la gente hable un español que no tiene nada que ver con el español del que se habla por ejemplo en Venezuela, fuera la imposición de un modelo lingüístico como el que hablan en España. El idioma fue la primera prueba de que se podía controlar América Latina, porque la aceptación de la RAE, de los códigos lingüísticos que venían de España, por todos los académicos locales, con antecedentes en el siglo XIX, ya permitió entender que se podía, que las castas de América ya aceptaban esa nueva relación con la 'madre patria', que sigue siendo madre y no hermana''.

Unos 123 años después de Nietzsche todavía no se es capaz de distinguir entre formas de identidad y formas de dominación. Hispanismo e Hispanidad son formas de identidad originarias de América, no de España. Sin embargo, para Malló, todo lo hispano es español; todo lo que España toca se convierte en colonia, y todas las iniciativas hispanistas vienen de España. La Hispanidad no es para Malló una forma de identidad, sino una forma de imperialismo o una máscara del capitalismo español. 

Según Malló, todo lo español que llega a las costas de América se convierte en Imperio: la revista Hola, el Diccionario de la Real Academia Española, la serie de televisión Cuéntame (!!). El español de la Real Academia ''¡no tiene nada que ver con el español de Venezuela!'', nos dice. ''¡Eso es la imposición de un modelo lingüístico como el que se habla en España!'' nos dice. Hablar así es no saber que el Pleno de la Academia Española está formado por académicos de todos los países iberoamericanos, incluido EEUU. Pero cuando son los hispanoamericanos los que toman la iniciativa ¡es que están enfermos! ''¡Cómo podrían sumarse a esa forma de imperialismo!'' nos dice.

La publicación de Malló es racista por lo mismo que Nietzsche lo era cuando hacía del cristianismo algo ''contagioso'', ''corruptor'' en sí mismo. Una fuente de ''decadencia'', de ''debilidad''. Ataca una forma de identidad, no una forma de imperialismo. La idea de que una cultura es contaminante per se, está en la base de la ideología racista, aunque se disfrace de investigación. Y esto es lo que analizaremos en la siguiente entrega. La honestidad y la rigurosidad ante todo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario