miércoles, 21 de enero de 2015

Restos humanos de entre 2.000 y 6.000 años de antigüedad, hallados en Cabo Frío, Brasil, pueden probar el relato del descubrimiento indígena de América del Sur por los tupí-guaraní, grupo emparentado con los arawak, navegantes canoeros del Caribe y del Atlántico Sur, que, según la tradición, habrían desembarcado en Cabo Frío por primera vez. La historia del descubrimiento ibérico de América y del descubrimiento indígena de América por navegantes canoeros, a lo largo de miles de años, no se oponen, si se niegan, ni se contradicen entre sí. Son capítulos diferentes, y muchas veces complementarios, del gran libro del descubrimiento de América.

Restos humanos de entre 2.000 y 6.000 años de antigüedad, hallados en Cabo Frío, Brasil, pueden probar el relato del descubrimiento indígena de América del Sur por los tupí-guaraní, grupo emparentado con los arawak, navegantes canoeros del Caribe y del Atlántico Sur, que, según la tradición, habrían desembarcado en Cabo Frío por primera vez. La historia del descubrimiento ibérico de América y del descubrimiento indígena de América por navegantes canoeros, a lo largo de miles de años, no se oponen, si se niegan, ni se contradicen entre sí. Son capítulos diferentes, y muchas veces complementarios, del gran libro del descubrimiento de América.





No hay comentarios:

Publicar un comentario