¿No habrá llegado la hora de impulsar la integración de Hispanoamérica, dentro del conjunto ''América Latina''?
1. Origen, contexto y sentido del nombre ''América Latina''
El nombre ''América Latina'' fue creado en el año 1851 en un círculo de escritores hispanoamericanos entre los cuales se encontraban el colombiano José María Torres Caicedo y el español de origen dominicano Francisco Muñoz del Monte. El contexto en que surgió el nombre ''América Latina'' fue el de la expansión agresiva de EEUU sobre México, Nicaragua y Panamá, cuando todavía Panamá era parte de Colombia.
Algunos episodios de este periodo de expansión fueron la formulación de la Doctrina del Destino Manifiesto por el periodista de Nueva York John L. O'Sullivan (1844) donde se justificaba y se alentaba el avance de Angloamérica sobre suelo hispanoamericano; el Tratado Guadalupe-Hidalgo (1848) por el cual México perdió la mitad de su territorio en beneficio de EEUU; el ataque del filibustero William Walker, -representante de los intereses de los esclavistas sureños de EEUU- a México y Nicaragua (1853-1856); la construcción del Ferrocarril Transístimo por EEUU en el territorio de Nueva Granada (Colombia y Panamá), muy cuestionada por los ciudadanos neogranadinos desde 1850, marcando un proceso de penetración de capitales norteamericanos que culminaría medio siglo después con la pérdida de Panamá por Colombia.
Los círculos hispanoamericanos crean así, un nombre, ''América Latina'', como una invitación, hecha a sus compatriotas, para la toma de conciencia de la fuerza que puede llegar a tener la unión de los pueblos latinos de América ante la expansión de las élites imperialistas de Angloamérica. Francia solo usa el nombre en la década siguiente, cuando ya hacía unos 10 años que circulaba por España y por Hispanoamérica. En cambio, desde España, y a partir de 1858, se venía impulsando la unión latina de Europa y América:
''Pues debiendo interesarnos por nuestra gran familia, la raza latina, como se interesa el heleno del Ática por el heleno de la Macedonia; como se interesa el eslavo de Bohemia por el eslavo de Montenegro; como se interesa el latino de Rumanía por el latino de Córdoba y Mérida; como se interesa el germano de la Pomerania por el germano de la Turingia o de la Suabia, ¡cuánto más no debemos interesarnos por aquellos de nuestros hermanos que se nutren de la misma tierra y se alumbran y vivifican a la luz y al calor del mismo cielo, cual una familia que se calienta al mismo hogar, se mantiene a la misma mesa y vive bajo el mismo techo!''
''Así yo he sostenido siempre, y sostengo ahora más que nunca, la identidad, en la Península, de Portugal con España, y la identidad de España y Portugal con las diversas naciones ibéricas que se alzan a una en el Nuevo Mundo''. Emilio Castelar, ''Las dos naciones ibéricas'', 1883.
2. El contexto actual de integración regional en Europa y en América
Es evidente que hoy existen fuerzas históricas que impulsan a los países a optar por la integración, sobre todo económica, pero también social, cultural y política. Es este contexto el que cataliza proyectos supranacionales como la Unión Europea o la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. También existe una Conferencia Iberoamericana cuya expresión más característica, pero no única, son las Cumbres Iberoamericanas.
''…hemos decidido constituir la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno con la participación de los Estados soberanos de América y Europa de lengua española y portuguesa''. Declaración final de la I Cumbre Iberoamericana, 1991.
Es evidente que el trabajo -muchas veces ignorado por la prensa- de estas instituciones, está haciendo lo suyo en materia de integración. Tenemos un Parlamento Europeo y un Parlamento Latinoamericano. Tenemos también un Parlamento Euro-Latinoamericano. Hay un corpus de leyes emanadas de estas instituciones. La información sobre decisiones ya tomadas o proyectos en curso se puede consultar en internet. Vivimos en la ''sociedad de la información'', y eso es una gran ventaja.
Pero el asunto no es solo si se está haciendo algo, o si no se está haciendo nada, o si está mal o bien lo que se está haciendo; sino quiénes o qué realmente están tomando las decisiones, en beneficio de qué o de quiénes, y si se están respetando los proyectos unionistas históricos de los pueblos. En este sentido, es necesario hacer un balance de hasta qué punto son los organismos internacionales -o, incluso, las empresas trasnacionales- los que toman las decisiones, y hasta qué punto son los pueblos. Y los pueblos, representados por quiénes, organizados cómo. Y las decisiones de los representantes, hasta qué punto son fieles a los proyectos históricos de los pueblos.
Sobre estos puntos también existen debates e información disponible sobre los mismos, no hay más que entrar a internet:
''Probablemente suene utópico, místico, mágico, iluso o incluso alocado. Pero no se trata solo de un sentimiento personal, el cual defiendo de manera consciente, sino que viendo la actualidad política, también parece que se trataría de una necesidad urgente. Me gustaría que alguien un día me preguntara Where are you from? y que pudiera decir fácilmente…from the United States of Europe. Es uno de mis sueños, porque me siento europeo y me gusta ser europeo, pero también porque empieza a ser una necesidad: una construcción europea federal que pueda, finalmente, legitimar a la Unión Europea democráticamente''. Fuente: ''Los Estados Unidos de Europa'', 12/03/2013.
''Nadie ignora que la Patria Grande, vale decir la herencia hispana-lusitana que hemos recogido los latinoamericanos como propia, ha sido fragmentada por obra de dos factores determinantes: uno de ellos son los intereses extranjerizantes de las oligarquías portuarias de toda América Latina y el otro es la intervención decisiva que han puesto en nuestra impotencia y balcanización las grandes potencias imperialistas''.
''La alianza de las oligarquías internas y de los imperialismos externos procuró desde los tiempos de San Martín y Bolívar separar a las partes territoriales que habíamos heredado de España y Portugal, porque de ese modo las repúblicas insulares podían ser más fácilmente dominadas que una gran entidad confederada como la que tuvo la posibilidad de realizar la sociedad norteamericana. Una y mil veces desde los tiempos de Manuel Ugarte y de Torres Caicedo se afirmó, -pero no entró eso en la educación popular ni en las estructuras culturales de las repúblicas latinoamericanas-, que si EEUU había logrado su gran progreso material era porque se llamaban, respondiendo al contenido, los Estados Unidos de Norteamérica y Torres Caicedo y Ugarte reiteraban que nosotros éramos los Estados desunidos de la América del Sur, entendiendo el sur no en un sentido puramente geográfico sino en el más amplio de lo político, cultural y lingüístico. Para nosotros el sur comienza en México, en el río Bravo''.
''Nosotros, los Estados desunidos del Sur hemos pagado dolorosamente el haber logrado la independencia de España y Portugal sin haber consumado al mismo tiempo la unidad. No estamos desunidos porque somos subdesarrollados sino que somos subdesarrollados porque no logramos la unidad. En ese sentido la unión es la única estrategia y doctrina revolucionaria de América Latina''. Jorge Abelardo Ramos, Entrevista, 1º/10/1992.
3. ¿Por qué no una ''Comunidad de Estados hispanoamericanos''?
En ese contexto, ¿por qué no trabajar para fortalecer los lazos de integración dentro de la comunidad hispanoamericana, en el conjunto latinoamericano? Sería fortalecer un nexo común, un proyecto histórico popular, que evidentemente haría una importante contribución a la unidad mayor. Si se fortalece la unidad de Hispanoamérica, también se fortalece la de Iberoamérica. Tengamos presente que en este momento los pueblos del tronco lusitano están más avanzados en materia de integración: Brasil y Portugal están desarrollando un proyecto de interconexión a internet a través de un cable submarino propio, -para no depender de EEUU- y lo están haciendo pasar por el África y el Asia de cultura portuguesa.
Nosotros no estamos tendiendo un cable submarino sin la participación de las empresas norteamericanas para conectar a los países hispanoamericanos con Filipinas y Guinea Ecuatorial. No es que haya o no haya capacidad, es que no está el proyecto.
Impulsar la unión hispanoamericana dentro del conjunto iberoamericano, en el contexto latinoamericano y de las Américas en general, consolidando un tipo de proyecto que nos viene por lo menos de 1820, es algo que puede lograrse a través de la investigación, la cultura, la educación, la revalorización y dignificación de lo hispanoamericano como destino histórico y aporte a la Humanidad y a la cultura universal.
También se debería lograr, participando, con buenas ideas y con las mejores actitudes en las instituciones que ya están creadas y contribuyendo a crear otras, que, sin superponerse, ni separar lo que bien se haya podido unir, reflejen esa preexistencia de un proyecto histórico y popular hispanoamericano.
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