domingo, 24 de noviembre de 2013

Memorias de Indiberya (I) Historia de una patria más allá del rincón y del cerco, desde el sol hasta la luna.

Hispanidad... ¡tendrás tu reino! Pero tu reino no será de este mundo
                                          León Felipe (1884-1968)


Entre los años 1580 y 1640 el Reino de España e Indias, Portugal, Brasil y Algarve, era el Estado más extenso de su época, como que iba desde Ceuta (fundada por los romanos en la orilla africana del Estrecho de Gibraltar, en la Tingitana, pero con la misma historia que la Península ibérica) hasta Macao (fundada en 1557 en China por los portugueses); y desde Ciudad de Dios (actual Los Ángeles en California, EEUU, adonde Juan Rodríguez Cabrillo, de origen portugués llegó en 1542), hasta el Mar de Hoces, que baña las costas de la Antártida, separándola de América del Sur, y que el marino español Francisco de Hoces descubrió en 1525, -por no decir que ya lo tenían más que explorado y descubierto los pueblos de Tierra del Fuego- antes que vinieran Drake, Cook y Darwin, interesados en atribuirse el descubrimiento.


Planisferio de Alberto Cantino, de 1502













Con la ventaja, de que este Reino no era un Imperio más que forzando el sentido de la palabra (porque ''Reino muy extenso formado por otros Reinos menores'' no es una acepción válida para Imperio, en lengua española), sino más bien una reunión o casi federación de patrias chicas (''Asociación de Repúblicas Comunales'', pensaba Felipe Ferreiro, porque para las Leyes de Indias, ''República'' era cualquier comunidad política autónoma) en una sola Patria Grande de tipo medieval-renacentista, claro.

(Vea en este mismo blog ''República Indiana, Repúblicas de Indios y Palenques o Repúblicas de Negros'').

''Dejad que siga y bogue la galera/ bajo la tempestad, sobre las olas...'' (Rubén Darío, poeta nacido en Nicaragua; poema ''España''; 1898; en Versos Ocasionales, Obras Completas).

En 1479, reunión de las patrias chicas de Castilla y Aragón; en 1516, por herencia dinástica de Doña Juana de Trastámara y su hijo Don Carlos de Habsburgo, ''de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Islas, Indias y Tierra Firme del mar Océano, de Barcelona, de Vizcaya, de Molina, de Atenas, de Neopatria, de Ruisellón, de Cerdaña, de Oristán, de Gociano, de Austria, de Borgoña, de Brabante, de Flandes, de Tirol'', y sigue la lista... Que obviamente, soberanos como estos no es que no hayan estado nunca en América, sino que nunca estuvieron en todos estos lugares al mismo tiempo, porque era imposible.

Pero esta lista de patrias chicas era solo para empezar, porque en 1580, el Rey de los Reinos lo fue también (por herencia dinástica), de Portugal, de Brasil, de Insulindia, de Guinea, de la India, del Algarve, y demás Indias, Guineas, y Algarves, es decir, América con Asia, Oceanía, y todo lo que hubiese al suroeste de Andalucía: la más grande de las Patrias Grandes que el mundo haya conocido. Y esto no es una novela, no es un mito, no es un sueño, no es una leyenda: es historia nuestra.

En el tiempo que duró la Unión Ibérica se fundaron, en Brasil, en 1599, ciudades como Natal; en 1616 Belén o Pará; en 1636, el importante puerto de San Sebastián; en 1638, San Francisco; Brasil se convirtió en el primer productor mundial de azúcar, en uno de los principales centros del comercio internacional de dicha especia, y se organizaron las misiones jesuitas dentro del país.




''Europa no es más que un rinconcito del mundo...''. Marco Aurelio, Emperador y filósofo romano, ''Pensamientos''... ''Colón pasó los godos al ignorado cerco de esta bola''. Quevedo, poeta español, soneto ''Un godo''


Si España hubiera querido ser solo ''Occidente'', no hubiese tenido por lema Plus Ultra (Más allá); como trascendiendo las Columnas de Hércules o Estrecho de Gibraltar, donde una columna representa Europa, la otra columna representa África (la derecha equivale al Norte y la izquierda al Sur en los mapas antiguos), y América, Oceanía, Asia y la Antártida, quedan ''Más allá''. Aunque a cierta altura de los acontecimientos la columna africana vino a significar también las Indias. (Que nuestros contemporáneos, por el año 1981, y siempre con peor criterio que los antiguos, pusieron por ley que las coronas de los capiteles representan una el Reino y la otra el Imperio. Y yo pregunto: ¿dónde, España, tienes el Imperio?).

Emblema de Carlos I en el Ayuntamiento de Sevilla. Créditos: Ignacio Gavira











De esta manera España (junto con Portugal e Italia) se convirtieron en las primeras patrias chicas en salir del rincón de Europa y del cerco de los godos (el hemisferio europeo) para pasar los godos a otro cerco de la bola, el hemisferio americano.

Pero no para imaginarse el Plus Ultra como un Extremo Occidente (América) ni como Muy Extremo Occidente (Filipinas) o Extremísimo Occidente (China y Japón); porque para eso China se hubiera imaginado Filipinas como su Cercano Oriente; América su Extremo Oriente y Europa su Extremísimo Oriente. Ocurre que el mundo no es una proyección del sí mismo, el placer de mirarse un ombligo gigantesco.

Caravaggio: ''El amor vicioso''. 1602-1603.

O el placer de mirarse en el espejo para darse el gusto de ver que el otro es casi idéntico a uno mismo, como hizo Narciso; o, si el otro es visto como una criatura o creación de uno mismo, quedar enamorado de ella, como hizo Pigmaleón:








Esto de imaginarse Occidente el mundo como una eterna proyección del sí mismo parece una conjura contra Oriente. Como si China fuera todavía algo temible y exótico para el mundo europeo. Como si Europa no conociera China. Como si nunca la hubiera conocido. Como si nunca hubiera vivido en ella. En ese estado mental no se pueden hacer descubrimientos; lo que se termina haciendo es bloquear la posibilidad de hacer descubrimientos.



Basta dar un paso al Oeste de las Columnas de Hércules (al menos las de la mente) para encontrarse ya con Oriente, que era la idea de Cristóbal Colón. ¿Qué instrumento europeo trasplantado es la marimba? Ninguno. Es una invención mexicana a partir de influencias locales y sobre todo, africanas.



Ni España ni la Hispanidad quisieron nunca ser solo Occidente, porque el Plus Ultra de España es el Sapere aude de la Época Moderna: ''¡Saber más!''. Es una fórmula contestataria, desde el momento que contesta el Non Terrae Plus Ultra (No hay Tierra más allá del rincón) de la Época anterior, que no quería romper el cerco de los godos, ni dejar de ser mosca que se posa siempre en la misma parte de la bola.

Moneda del Reino de España e Indias,
''Hispaniarum et Indiarum'' (en el borde). 

''Plus Ultra'' (en el centro). 
Los capiteles de las columnas son iguales, lo cual indica la igual jerarquía del Reino de España y del Reino de Indias. Siglo XVI.




Que luego España, para ser más clara, añadió otro lema; aquello de ser un Reino a solis ortu usque ad occasum, ''desde la salida del Sol hasta el ocaso''; con lo cual desaparecen el Hemisferio Occidental y el Oriental; el Norte y el Sur. 

Copia artística, en cerámica, del Mapamundi del Reino de Indias, de Guaman Poma, con el sol en un extremo y la luna en el otro.








Con este lema, la humanidad deja de estar dividida en hemisferios y se funde en una sola esfera humano-universal, pero no por abolición de las diferencias, sino por apropiación y valoración de las diferencias.




Porque basta dar un paso más allá de las Columnas de Hércules, para encontrar la diferencia y enriquecerse con ella, que no otra cosa es la experiencia. Experiencia y no experimento; porque experimento es querer manipular las personas y las cosas de acuerdo con la voluntad de uno; y experiencia, es el arte de transformarse uno mismo por dentro al estar en contacto con personas y cosas diferentes. Si no hay transformación interior, no hay experiencia, del tipo que sea.

''Si un día la justicia estuvo sola, lo sentirá la humanidad entera...'' Rubén Darío, ''España'', 1898

Por eso los imperialismos son estériles; imponen experimentos pero no pueden producir experiencias. Como mucho, forman élites funcionales a sus intereses; no pueden formar pueblos nuevos; trasplantan pueblos, crean artificialmente poblaciones. Imperio y civilización universal son opuestos contradictorios. El primero elimina la posibilidad del otro porque crea un mundo que profundiza y extiende las injusticias, la violencia, los odios y los rencores.

Por eso, Castilla no solo no fundó un Imperio sino que frustró la posibilidad de que el Imperio carolino del primer Habsburgo se convirtiera en Imperio español. Que las comunidades castellanas contra el Imperio heroicamente se rebelaron y con sangre y fuego les pagaron.



Y si alguna vez en España fueron derrotadas las comunidades castellanas (de lo que tengo mis dudas), eso no les impidió prosperar más allá, o sea, en América, o sea, en las Españas. La formación de pueblos nuevos, con historia, con identidad, y con capacidad de autodeterminación, depende de que se hayan producido experiencias.

Basta comparar el tipo de colonización promovida por España con la que promovió Inglaterra. La Argentina está formada por pueblos soberanos; no es el caso en las islas Malvinas. Desde 1833, los pueblos de la Argentina han pasado por toda clase de vicisitudes históricas, buenas y malas, heroicas y diabólicas; la población de las Malvinas (que siempre suma la misma cantidad de gente y cuya composición étnica es vigilada y controlada) se encuentra siempre en el mismo momento histórico; y cuando pasa por algún trance, es a consecuencia de lo que ocurre en la Argentina. No podría defenderse sola, como un verdadero pueblo, y necesita tener el suelo ocupado por un ejército ajeno. Si eso no es subdesarrollo ¿entonces qué es subdesarrollo?

Washington no es capaz de proclamar la americanidad de las Malvinas como no es capaz de reclamarle a Londres la independencia de las colonias británicas en el Caribe, ante sus propias narices. Desde este punto de vista, Washington no es capaz de despegarse de Londres, como no puede hacerlo, la cabeza atrofiada del siamés inviable, del pecho de su hermano nacido vivo. 

Y con Canadá y Australia, son tres las cabezas de siameses. Porque estos países no tienen ni Jefes de Estado propio (su Jefe de Estado es la Reina de Inglaterra), como sí los tienen hasta los países más humildes de Nuestra América Latina. (Cosa inimaginable sería entre nosotros que Juan Carlos de Borbón y Borbón fuera el Jefe de Estado de cada uno de nuestros países). O se es un Imperio, o se es un Pueblo Libre.

Los pueblos libres para formarse necesitan experiencias, no experimentos; una experiencia fundamental es la del mestizaje, porque representa el democrático entronque con el otro, pero no cualquier mestizaje, sino (en América) el mestizaje con el indio, sin el cual no puede nacerle a nadie verdadero amor a la tierra en la que vio la luz, como sería en Europa si el mestizaje se impusiera sin los europeos, en Asia el mestizaje sin los asiáticos y en África, el mestizaje sin los africanos. Sin este entroque con la savia del árbol no hay pueblo sino población colonial creada artificialmente por una metrópoli con características tales que nunca será capaz de poner en crisis el orden colonial. Para ser democrático primero hay que ser un pueblo, un demos.

Si en EEUU las cosas fueran de otra manera; si al pueblo de EEUU su todopoderoso 1% le permitiera constituirse definitivamente como demos, hace tiempo que hubiera proclamado la americanidad de la lengua española, hablada en Norteamérica por pueblos americanos constituidos como tales desde hace 500 años; y ya se tendría por nacionales a todos los hispanos. (¿Cómo puede haber en una democracia personas que no tienen derechos a causa de su origen y de su etnia, que en todo caso es originaria de la misma América?). 

El español sería lengua co-oficial en EEUU, como son co-oficiales las lenguas indígenas en Hispanoamérica reconocidas antiguamente por los españoles como tales; como lo son las lenguas de las comunidades autónomas en España; (como todas las lenguas del país son co-oficiales en Bolivia y todo niño tiene derecho a ser educado en su lengua materna; como son el inglés y el holandés co-oficiales en UNASUR como respetuoso gesto hacia las patrias chicas de Guyana y Surinam); y EEUU, en lugar de estar enfrentado con los demás países de América, armonizaría con ellos. ¿Por qué, si es un país americano cosmopolita, ''crisol de razas'' (y no una colonia de Occidente), EEUU avasalla, o desprecia, o mira como extranjero, lo que en siglos de historia ha producido América? 

Pero el mestizaje es una experiencia que no puede fingirse ni manipularse; tiene que darse. Es una experiencia llena de muchas otras experiencias. Tiene que ver con la capacidad de maravillarse y hasta deslumbrarse junto con el otro, junto al cual se quiere caminar como un solo pueblo.

La posibilidad de ser un pueblo libre, depende de la capacidad de verse -no solo mirarse- en un espejo diferente del de Narciso, menos halagüeño, más perturbador, un espejo que hace muchas preguntas difíciles, incómodas, sobre quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos.


La autora de esta bitácora cuando tenía 15 años.



El espejo más perturbador que hayamos conocido en América fue el de Moctezuma, por ser el espejo de la otredad en lugar de ser el espejo del sí mismo. Un pescador capturó un ave acuática que tenía en su cabeza un espejo, y por ser una señal prodigiosa, se la llevó al Huey Tlatoani, al gran portavoz y orador de los méxicas. Moctezuma, que entonces desempeñaba dicho cargo, sosteniendo la cabeza del ave por el pico, fue a mirarse en el espejo. Vio todo el cielo, hasta el infinito, pero la imagen del hombre que apareció en el espejo no era la suya: era la de Hernán Cortés. Esta fue la primera vez que Moctezuma vio a Hernán Cortés y a sus hombres. No fue directamente; fue a través de su imagen en el espejo.















''Como en prisión de espejos, dondequiera que miro, veo a Ometéotl, al dios de la Dualidad. Pero ¿dónde está la mentira? ¿Dónde está la verdad? ¡Embriágate, embriágate!''. Antiguo poema náhuatl prehispánico de México.

Como en los poemas del persa Omar Khayyam, aquí la embriaguez que se busca es la que provoca el vino de la sabiduría. ¡Embriágate, embriágate! ¡Plus Ultra! ¡Sapere aude! Es la única forma de luchar contra la angustia existencial.






''Va la galera hacia una Atlántida española en donde el porvenir calla y espera...'' Rubén Darío ''España'', 1898.

Pero todo lo que va dicho es nada más que el principio de la historia, porque todavía no mencionamos los Reinos de Maluco y Trapobana... y tantos otros.

Entre 1521 y 1528, Magallanes, Loaysa y Saavedra exploraron las costas de Chile, Perú y México; archipiélagos como Tuamotu, las islas Marquesas y Carolinas, Hawai, Marshall, Kiribati, Nueva Guinea, Maluco y Fais, en China. En 1565 y 1576, Grijalva y Urdaneta exploraron las costas de Norteamérica, las Islas Marianas y Filipinas y atravesaron el Pacífico al Norte del Ecuador.

(Vea también el artículo ''Los exploradores españoles, mexicanos y peruanos del Pacífico en el siglo XVI'')


Atlas de Vicens Vives, Capítulo ''La era de los descubrimientos''.
El Pacífico, 1520-1565



En América, en Oceanía y en Asia, los ibéricos se encontraron con pueblos que hacía milenios que venían navegando los mares. Eran originarios de la isla de Formosa o Taiwán en el sur de China; desde allí se extendieron hacia el Sur y el Este. Los ibéricos los llamaron ''indios''. Indios de América, de Oceanía y de Asia. Ahora se los conoce como austronesios.

Los austronesios (polinesios, micronesios, filipinos, chinos meridionales, malayos, gran parte de los indios de América Latina y un largo etcétera), se extendieron desde Hawai a Nueva Zelanda y desde Madagascar hasta la isla de Pascua o Rapa Nui, que forma parte, al mismo tiempo, de Chile y de la Polinesia, y era conocida como ''el ombligo del mundo'', cosa que se puede apreciar por su posición, en los mapas del Océano Pacífico. Los austronesios también llegaron a Chile navegando desde las islas Tonga o Tongapu, el ''sagrado sur''.


Mapamundi chino con el Océano Pacífico en el centro del mundo. En el centro de este océano queda la Isla de Pascua, llamada ''el ombligo del mundo''.






Los polinesios debieron llevar la gallina polinesia a América y traer de América a Polinesia la raíz alimenticia cuyo nombre científico es ipomoea batatas, que nosotros conocemos como boniato (voz caribeña), camote (voz náhuatl), batata (voz taína), chaco (voz guaiquerí de Venezuela). Dado que este tubérculo tiene tantos nombres diferentes en América, siempre ha llamado la atención que su nombre antiguo en Ecuador y Polinesia fuera el mismo: kumala o kumara. Ahora la coincidencia se explica al haberse podido datar el boniato mediante radiocarbono en las Islas Cook en el año 1000. Su cultivo se extendió por el Norte hasta Hawai y por el Sur hasta Nueva Zelanda.

En lo que se refiere a las corrientes marinas, usarían la Deriva del Oeste para pasar de Nueva Zelanda a las costas de Chile, adonde llevarían la gallina polinesia para alimento de a bordo; luego tomarían la corriente de Humboldt hasta las costas de Ecuador donde se aprovisionarían de boniatos, tubérculos nutritivos que permiten alimentarse durante un largo viaje; más tarde seguirían la Corriente ecuatorial sur que los llevaría directo a las Islas Tonga. 

Los viajes de los ibéricos intensificaron los contactos de América con los austronesios. La vihuela española les inspiró un instrumento musical, el ukelele, cuyos hermanos son los requintos y charangos hispano-americanos. El ukelele resultó buen compañero del violín, como en esta canción del compositor Kio Teao Atán, de la Isla de Pascua, pero apreciada en toda Polinesia.



Los navegantes españoles de hace siglos eran conscientes de que no eran los primeros en realizar descubrimientos. La ética de la época indicaba que la altura de una hazaña dependía de los héroes o daimones a los que se emulara, no de la propia hazaña. Era la ética de los españoles y era la ética de los indios: Hernán Cortés tenía que emular a Quetzalcóatl, Francisco Pizarro a Viracocha, Pedro de Alvarado a Tonatiuh, Lope de Aguirre a la Ira de Dios, Francisco de Carvajal al Demonio de los Andes, si querían que les fuera bien. Siempre hay otro que llega antes que uno, y hay que demostrar ser mejores que él, capaces de superarlo a él y reconocerlo a él para ser reconocido por los demás.

(Solo a fines del siglo XVII, los ingleses, franceses y holandeses rompieron con esta tradición, introduciendo la doctrina del derecho de apropiación de un territorio por ''el primer descubrimiento'' en lugar del Tratado de Tordesillas, que no consagra la apropiación de un territorio por el primer descubrimiento sino que propone una fórmula jurídica, un estatus de Derecho internacional con la finalidad de resolver los problemas jurídico-políticos y de otros órdenes que les creaba a los europeos la toma de conciencia de que existían pueblos y tierras para ellos desconocidos).

(Vea en esta bitácora ''¿Cuál fue el sentido del Tratado de Tordesillas?'', ''¿Qué consecuencias jurídicas tenía para los españoles un descubrimiento?'' y ''¿Qué era descubrir por 1492?'').

Así, el religioso, conquistador, y poeta, Martín Barco Centenera (1540-1606) atribuyó el descubrimiento del Océano Atlántico a los atlantes y a los indios tupí de América del Sur:

''Y así, a muchos pilotos yo he oído/ que navegando han visto las señales/ y muestras de edificios que han habido/ (cosas son todas estas naturales,/ que bien pueden haber acontecido)/ por donde los Tupís descomunales/ irían fácilmente a aquellas partes,/ buscando para ello maña y artes''. Poema La Argentina, 1602.

''Aquellas partes'' son las islas Canarias, Madeira y Azores, desde las cuales, según su teoría, habían llegado, además, hasta América, desembarcando en Cabo Frío, Brasil, para luego explorar el Río de la Plata, el Estrecho de Magallanes... ¡Todos los descubrimientos españoles y portugueses en el Atlántico habían sido realizado antes por los ''descomunales'' indios tupíes de América del Sur!

En cuanto a las islas Antillas, habían sido descubiertas antes por los cartagineses, Yucatán por los etíopes y Norteamérica por los chinos. Y así por el estilo, según registró Fray Gregorio García en su libro El Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1606), basándose en informes que le proporcionaron experimentados navegantes españoles, que se despojaron de sus propios méritos sin demasiadas evidencias, por aquello de que la gloria de un héroe depende de su capacidad para emular a un héroe anterior.

(Mientras tanto, los navegantes ingleses, franceses y holandeses, copiaban los mapas españoles y portugueses y destruían los originales. Mapas españoles y portugueses de los años 1520 donde ya aparecen las islas Malvinas, Australia, las islas de Micronesia y Polinesia, las tierras circumpolares, y detalles tales como las islas de los ríos Uruguay y Paraná, no ya del Río de la Plata).

Pasaron los siglos. Empezó y terminó la Segunda Guerra Mundial. Thor Heyerdhal quiso probar que los Incas habían navegado en balsas, antes que los españoles, desde el puerto de El Callao hasta Tahití en la Polinesia. Tradiciones orales de Polinesia lo confirmaban. Había existido un héroe Tiki que llegó a Polinesia navegando desde Perú. Y en Perú, encontró la siguiente tradición:

''Viracocha es un nombre inca (quichua), y por consiguiente de una época relativamente reciente. El nombre original del Dios-Sol Viracocha, que parece haber sido usado en el Perú en los tiempos antiguos, fue Kon-Tiki e Illa-Tiki, que quiere decir Sol-Tiki o Fuego-Tiki''.

Pero sobre lo que había pasado en Perú, Heyerdhal podía confiar en los datos que surgían de fuentes españolas, como Pedro Sarmiento de Gamboa, Martín de Murúa y Miguel Cabello Valboa sobre los viajes de Túpac Yupanqui a Polinesia hacia el año 1465.

''Y para esto hizo una numerosísima cantidad de balsas, en que embarcó más de veinte mil soldados escogidos. Navegó Topa Inga y fue y descubrió las islas Auachumbi y Niñachumbi, y volvió de allá, de donde trajo gente negra y mucho oro y una silla de latón y un pellejo y quijadas de caballo. Hago instancia en esto, porque a los que supieren algo de Indias les parecerá un caso extraño y dificultoso de creer''. Pedro Sarmiento de Gamboa (1530-1592).

¡Túpac Yupanqui había descubierto las islas del Océano Pacífico, saliendo de Perú, antes de que lo hicieran los españoles y peruanos desde el puerto de El Callao! De nuevo los españoles buscando al precursor humano-universal de sus viajes.

Atlantes, tupíes, cartagineses, etíopes, chinos, quechuas. En una palabra, que nos dejaron escrito que fue la humanidad la que descubrió a la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario