sábado, 4 de octubre de 2014

Se acerca el 12 de octubre, Día de la Raza, y no está de más hacer algunas precisiones (Parte V)

Se acerca el 12 de octubre, Día de la Raza, y no está de más hacer algunas precisiones (Parte V)

El tercer Considerando del decreto del 10 de octubre de 2002 al que nos venimos refiriendo enumera las efemérides que sirven de contexto e interpretación a esta:
Novena precisión.- Son cuestiones que hacen a la identidad colectiva y es bueno que se estudien o se celebren. Lo que no es exacto es lo que el texto dice a continuación, en el sentido de que es a partir de esos hechos que 

''nuestros pueblos retoman su historia local, regional, nacional y continental, en todo su milenarismo (sic) indígena y los cinco siglos recientes, con los profundos cambios, rupturas parciales y continuidades, en su unidad y diversidad''.



Es interesante saber, -por poco conocido-, que durante el periodo que va de 1492 a 1825, a lo largo del cual España y América estuvieron vinculadas políticamente, los Estados tenían todas esas características que el decreto enumera más arriba como una novedad de nuestra época. Es decir: 
  • Eran multiétnicos y pluriculturales. A las monarquías tradicionales no les preocupaba que los límites del Estado coincidieran con los límites de la Nación. Esta idea, en todo caso, surgió a fines del siglo XVIII. Por otro lado, los límites del Estado eran difusos, y sus territorios podían estar muy dispersos alrededor del mundo. El Reyno de España e Indias era un paradigma de todo esto.
  • La legislación protegía los derechos de los nativos del país: culturales, sociales y políticos. Apenas comenzó la convivencia de pueblos y culturas, la Escuela de Salamanca, que en Europa fundó el Derecho Internacional, se preocupó por elaborar una legislación que protegiera los derechos de los indios, que eran los nativos de la región conocida con el nombre de Las Indias, porque se la confundía con Asia.
  • Los idiomas locales eran ampliamente reconocidos, más allá de que hubiera una lengua oficial. El idioma español no estaba muy difundido, y en cambio, el guaraní era la lengua más hablada del Río de la Plata, tanto por las comunidades indígenas como mestizas y criollas, y lo mismo sucedía en la zona andina con el quechua, en México y Centroamérica con las lenguas del tronco náhuatl y del tronco maya. Estas lenguas fueron estudiadas, preservadas, difundidas, y se escribieron Tratados eruditos y obras literarias en ellas.
  • Las comunidades indígenas y campesinas conservaron sus tierras hasta mediados del siglo XIX, cuando comenzó el proceso de apropiación de las tierras comunales que hasta entonces eran bienes colectivos salvaguardados por el Estado.
De manera que no es en 1992 ni en 2002 cuando se reconocen por primera vez estos derechos a los indígenas. El problema se originó a partir de 1780, cuando tomó forma el Estado Nación, y sobre todo hacia 1880, cuando ese proyecto cuajó por completo. El Estado Nación parte de los principios opuestos: los límites del Estado deben estar claros y deben coincidir con los de la Nación, y la Nación suele ser una etnia a la que se eleva a una posición especial, con la supuesta finalidad de preservar la unidad política.

La mayor parte de las comunidades indígenas perdieron sus tierras y se empobrecieron después de 1825, bajo la hegemonía de las oligarquías criollas y mestizas. También perdieron la independencia política en regiones donde la habían conservado durante 300 años, como la Patagonia. Por otra parte, los territorios hispanoamericanos, que eran sumamente diversos, perdieron parte de su riqueza cultural, étnica, lingüística por la enorme destrucción de capital humano que supusieron las guerras civiles a lo largo de unos 100 años (1800-1900), y no solo por los enfrentamientos con indígenas después de 1830. 

Todo esto se hizo de forma sistemática en países políticamente independientes, muchas veces con ayuda del Ejército, tanto entre 1870 y 1910 o 1930, -periodo de consolidación de los Estados Nacionales independientes-, como durante 1810 a 1880, periodo conocido como ''de anarquía política'', especialmente cruento por la razón ya reseñada, no solo para los indios, sino también para los criollos y los mestizos. Ese periodo coincide con el ascenso de Inglaterra y EEUU y el declive de España.

Por lo tanto, el documento no plantea algo desconocido antes del periodo 1825-1930, cuando afirma: 

''Que la diversidad cultural y étnica presente en todos los pueblos antes y después del origen de Venezuela es hoy un hecho irrefutable y forma parte de nuestra herencia histórica como garantía para el mutuo enriquecimiento cultural y la comunicación humana en valores de paz con justicia''.

Sobre este aspecto hubo siempre una tradición, que hay que reconocer, ya que implicó el esfuerzo de muchas generaciones de indios, criollos, mestizos, y personas de otros orígenes desde 1492 en adelante. Tradición forjada por juristas, misioneros, escritores, hombres de ciencia.

También es cierto que durante el periodo 1830-1950, por influencia de EEUU y los países del Occidente de Europa se introdujeron ideas seudocientíficas que crearon prejuicios sobre la identidad nacional de cada país, situación que empezó a ser superada en 1950-1960. Esto justifica lo que se dice a continuación, si bien al referirse a la ''Refundación de la República como una Nación pluriétnica y pluricultural'', esperaríamos que el autor no se limitara, en su análisis a los años 1992 o 1999: 

''CONSIDERANDO

''Que la importancia de la historia como eje cohesionador de la vida social de una nación, fuente de referencia en valores y de la visión propia como pueblo, hace impostergable e ineludible para el proceso de Refundación de la República como una Nación pluriétnica y pluricultural, superar los prejuicios coloniales y eurocéntricos que subsisten en el estudio y enseñanza de la historia y la geografía'',

''CONSIDERANDO

''Que las tendencias mundiales y organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), vienen revalorizando el estudio de la geografía, historia, cultura e identidad regional y local a solicitud de los mismos pueblos como parte vital e indiscutible de las instancias nacionales, sub-regionales y continentales para afrontar sin exclusiones el proceso de globalización, en el marco del diálogo de civilizaciones''.

Todo esto es sumamente compartible, como también la idea que viene a continuación: 

''CONSIDERANDO

''Que los pueblos indígenas del mundo y particularmente los de América, han dado y seguirán dado sus aportes irremplazables en la configuración de una rica sociodiversidad, y que deben ser reconocidos plenamente como patrimonio de la humanidad para restablecer un nuevo equilibrio del universo como lo soñó el Libertador Simón Bolívar en su lucha independentista''.

En lo que no se puede estar de acuerdo es en la conclusión de este análisis: 

''DECRETA:

''Artículo 1º. Conmemorar el 12 de octubre de cada año 'Día de la Resistencia Indígena' (...)''.

Por más aclaraciones que se hagan, la conclusión es reduccionista. Después de haber alabado la diversidad, la multiculturalidad y lo pluriétnico, el 12 de octubre parece que se conforma, de manera excluyente, con el aporte indígena. Quedan difuminados lo africano y lo europeo, como si su presencia en América no tuviera nada que ver con la ''Resistencia'', es decir, con la lucha por justicia y libertad contra cualquier forma de gobierno o de dominación opresiva. Y como si el 100% de los indígenas hubiera participado en esta ''Resistencia'', cosa que no fue así. En la Parte VI, me voy a referir con más detalle a este punto.

2 comentarios:

  1. En general estamos de acuerdo y tanto el análisis como la fundamentación siguen siendo excelentes.
    Creo que el Estado Nación se forma desde mucho antes de 1780. A mi juicio, este proceso hunde sus raíces en la secularización y "nacionalización" de la religión que se conoce como "Reforma Protestante", y aun antes, se origina en el proceso de transformación de la antigua Galia Romana en Francia, en virtud de la hegemonía impuesta por la oligarquía Franco-Romana forjada en París.
    A mi modo de ver, el Estado Nación se forja en la contradicción París-Roma, que refleja la contradicción entre el Poder temporal del Rey y el Poder trascendente-universal del Papa.
    El auge de la palabra Nación y su "sacralización secular" (valga la paradoja) como ámbito de dominación hegemónica de una oligarquía centralizadora, es consecuencia, notoriamente, de la creciente Barbarización del Occidente Romano. En el ámbito del antiguo Imperio Romano, las "Naciones" eran la forma de organización de los pueblos bárbaros, del mismo modo que en América se utilizó la palabra "Tribu" y con la misma connotación de primitivismo y barbarie, de cosa ajena y opuesta a la idea de Civilización.

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  2. Sí, es un punto de vista muy interesante, por cuanto permite comprender contextos y circunstancias que se venían dando desde el siglo XVI. Yo usé las categorías de Benedict Anderson que seguramente haya que matizarlas y que distingue, como Estados con características casi opuestas a la comunidad dinástica del tipo de los Habsburgo, en los siglos XVI y XVII, con el tipo de Estado que impulsaron los Borbones en el siglo XVIII.

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