sábado, 18 de octubre de 2014

El Diccionario de la Real Academia Española y otras cuestiones en las que América y el mundo siguen siendo parte de la Monarquía hispánica


El Diccionario de la Real Academia Española y otras cuestiones en las que América y el mundo siguen siendo parte de la Monarquía hispánica

¿Por qué hay 20 países americanos y 2 países africanos donde el idioma español tiene estatus oficial, y unos 30 países donde no tiene estatus oficial pero es hablado por la mayoría de la población o por minorías de más de 100.000 personas? Estos países han estado vinculados de una manera u otra a la Monarquía hispánica, que hacia los siglos XVI y XIX tuvo dimensión universal, pero, por las razones que se exponen a continuación, se puede decir que en la actualidad, la sigue teniendo.

El ser y el sentido de la Monarquía hispánica en América

El punto que nos interesa, en primer lugar, es este: hay en el mundo 430 millones de personas, hablantes de español, que se rigen por el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, que, junto a los reyes de España, acaba de presentar, el pasado 17 de octubre, la 23ª edición del mismo. No todos somos conscientes de lo que esto significa, porque, según los manuales escolares y universitarios, los últimos realistas (partidarios de la Monarquía hispánica, algunos manuales llegan a decir ''los últimos españoles'') fueron expulsados del continente americano en 1825. ¿Por qué, entonces, acompañamos las normas que fija una Real Academia de la Lengua EspañolaPero resulta que nuestros manuales están llenos de inconsistencias lógicas. 


Dado que la influencia de la Monarquía hispánica en América no fue el producto de una estructura de opresión sino de un pacto de fidelidad política e ideológica de la población americana con sus reyes sobre el supuesto de la adhesión a valores comunitarios básicos como la religión, la patria, las leyes; una serie de principios morales y éticos, como la justicia, el honor y la dignidad de las personas, el bien común; y ante todo, el prestigio de la misma Monarquía hispánica, no es ninguna exageración decir que la continuidad de la lengua española en América refleja hasta qué punto el núcleo de aquellos valores se conservó intacto. Y con él, la esencia de la relación de fidelidad a la Monarquía hispánica


La formación política indoamericana construida de manera gradual, a lo largo de 300 años, no fue una estructura colonialista de opresión, sino una configuración social, un modo de sociabilidad y un entorno de socialización, cuyos ejes fueron los ideales políticos y sociales cristianos -medievales, renacentistas, humanistas-, de persona y de comunidad. 


Tuvo como raíz la ciudad, el medio urbano, conformando, originariamente, dicha Hispanidad, una red de ciudades, una civilización en el sentido etimológico de la palabra. Esa Hispanidad coexistía, convivía (y también hoy coexiste y convive) con los pueblos indígenas americanos que hace no mucho tiempo eran la mayoría absoluta en el medio rural.

Los reyes Felipe y Letizia en la presentación del nuevo diccionario de la RAE en la sede de la Real Academia, en Madrid.
Los reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia, presentan el Diccionario de la Real Academia Española. Arriba, el retrato de Don Miguel de Cervantes, símbolo eterno del Siglo de Oro español. Foto La Semana, 18 de octubre de 2014.

El Diccionario de la Real Academia Española y la Monarquía hispánica

La Real Academia Española fue fundada en Madrid en el año 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, Marqués de Villena, Mayordomo mayor de la Casa Real, hijo del Virrey de Navarra, militar e ilustrado español. Sus hijos y nietos fueron directores perpetuos de la RAE, con lo cual, puede decirse que entre los años 1726 y 1751, fue la Casa nobiliaria de Villena Escalona la que le dio su impronta. 

En una palabra, la Real Academia Española nació vinculada por completo a la Monarquía hispánica -de ahí su nombre-, en un periodo de renovación cultural, y por eso el lema de su escudo de armas (coronado por la insignia real) dice ''Limpia, Fija, y Da Esplendor''.
Escudo de armas de la Real Academia Española.
Fuente: Wikimedia Commons. Licencia: CC BY-SA 3.0

La primera tarea de la RAE fue redactar un diccionario para nuestra lengua. Este esfuerzo se materializó en el ''Diccionario de la lengua castellana en que se explica el verdadero sentido de las voces, naturaleza y calidad...'' o ''Diccionario de autoridades'' -porque incluye citas de autores- publicado en 6 volúmenes entre 1726 y 1739 y del que hoy está disponible para los investigadores y para el público en general, una edición facsimilar.

Ya en 1770 la Real Academia Española comenzó a requerir la participación de académicos nacidos en América. Uno de los primeros fue el jurista y filólogo Don Manuel de Lardizábal y Uribe, nacido en San Juan del Molino, Tlaxcala, México.

Con el objetivo de ofrecer una versión más ágil para el gran público, la Real Academia publicó en 1780 una versión en un solo tomo, sin las citas de los autores, titulada ''Diccionario de la lengua castellana reducido a un tomo, para su más fácil uso''

A lo largo del siglo XVIII hubo todavía otras tres ediciones de este diccionario, y en el siglo XIX, antes de 1825, tres ediciones más, a pesar de las crecientes dificultades por las que pasó España: las de 1803, 1817 y 1822. De estas, la de 1803 es la más importante, al establecer la grafía y la ortografía de la lengua, y al ampliarla con los neologismos científicos propios de la época. Representa la mayor ampliación de léxico realizada hasta el momento: el Diccionario pasa de 46.000 a 59.000 lemas o entradas.

La continuidad de la tradición hispanoamericana más allá de la ruptura política de 1825

¿Qué pasó después de la Independencia? Entre los siglos XVI y XIX se habían fundado en América unas 25 universidades, que al llegar al siglo XVIII se modernizaron y actualizaron. En ellas se formaron algunas de la mentes hispanoamericanas más brillantes de época neoclásica y romántica, que a pesar de la fractura política -en muchos casos comprometiéndose a fondo con la causa independentista-, mantuvieron la continuidad con la cultura hispánica y le hicieron aportes, enriqueciéndola. 

Como un caso paradigmático, se puede citar a Andrés Bello, que formado entre 1797 y 1800 en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, hizo, con espíritu hispanoamericano y a partir de 1829, aportes a la cultura chilena, llegando a ser rector de la Universidad de Chile. En 1835 publicó ''Principios de ortología y métrica de la lengua castellana'', en 1841, ''Análisis ideológico de los Tiempos de la Conjugación Castellana'', y en 1847, una ''Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos''.

Hacia 1850 comenzó un proceso de acercamiento entre españoles e hispanoamericanos con la finalidad de reconstruir los vínculos sociales deteriorados -pero nunca rotos- por las guerras civiles, y además España reconoció la independencia de las repúblicas hispanoamericanas a partir de 1836. En este proceso, y en el de renovación y modernización de la Real Academia Española tuvo un papel fundamental la reina Isabel II.

Un hito fundacional es la publicación, en 1853, de la ''Revista Española de Ambos Mundos'', en cuyo primer número, presentado a la comunidad hispanófona por el uruguayo Alejandro Magariños Cervantes, se lee un pasaje que es una auténtica declaración de fidelidad a los valores tradicionales: 

''Destinada a España y América pondremos particular esmero en estrechar sus relaciones. La Providencia no une a los pueblos con los lazos de un mismo origen, religión, costumbres e idioma para que se miren con desvío y se vuelvan las espaldas así en la próspera como en la adversa fortuna. Felizmente han desaparecido las causas que nos llevaron a la arena del combate, y hoy el pueblo americano y el ibero no son ni deben ser mas que miembros de una misma familia, la gran familia española, que Dios arrojó del otro lado del Océano para que con la sangre de sus venas, con su valor e inteligencia conquistase a la civilización un nuevo mundo. Los nietos de los conquistadores nacidos en España, pueden y deben ayudar a sus hermanos nacidos en América a llevar a cabo la grande obra que iniciaron sus gloriosos ascendientes, al clavar la cruz y el victorioso estandarte de Castilla en las vírgenes playas del continente indiano. La Revista consagrará artículos especiales al examen y solución de varias cuestiones en que están empeñados el porvenir y los mas caros intereses de España y América''. (Revista Española de Ambos Mundos. Madrid, 1853, número 1).

Al reflexionar sobre el nombre ''Revista Española de Ambos Mundos'' debemos tener en cuenta, que la Constitución Española de 1812, que llegó a regir en Iberoamérica en su conjunto, incluyendo Portugal y Brasil (1812 y 1820 a 1821), define a la Nación española de la siguiente manera: ''La Nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios''.

Aunque este concepto jurídico político de españolidad no halló condiciones históricas para prosperar, la generación del periodo intersecular descubrió la idea de hispanidad como factor aglutinante de la comunidad, donde la columna vertebral es la lengua: 

''La sangre de mi espíritu es mi lengua
y mi patria es allí donde resuene
soberano su verbo, que no amengua
su voz por mucho que ambos mundos llene.
.............................................................

''Y esta mi lengua flota como el arca
de cien pueblos contrarios y distantes,
que las flores en ella hallaron brote
de Juárez y Rizal pues ella abarca
legión de razas, lengua en que a Cervantes
Dios le dio el Evangelio del Quijote''. (Fragmento de La Lengua de América, de Miguel de Unamuno, 1910).


https://www.youtube.com/watch?v=IwZlUm9aljM


Las primeras Academias de la Lengua Española en América y la fundación de la Asociación de las Academias de la Lengua Española

A partir del año 1835 comenzó un proceso de fundación y organización de las Academias de la Lengua Española en América. Además, los escritores, eruditos y filólogos hispanoamericanos se vinculaban con la Real Academia Española como miembros correspondientes. En 1835 se fundó en México la Academia de la Lengua, ratificada por decreto presidencial en el año 1854.

En 1871 se creó la Academia Colombiana de la Lengua, fundada, entre otros escritores y lingüistas de gran prestigio, por el erudito colombiano Rufino José Cuervo, el padre de la filología hispanoamericana, autor inicial de la obra monumental y más importante tratado sintáctico y gramatical de la lengua castellana, el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de 8.000 páginas, excepcional en el mundo -se comenzó a escribir en 1872, se terminó de escribir en 1994 y abarca 8 tomos- y Miguel Antonio Caro, notable periodista, escritor, filólogo y político colombiano.

La tercera en fundarse fue la Academia Ecuatoriana de la Lengua, creada en 1874 por Pedro Fermín Cevallos -que en 1862 escribió ''Breve catálogo de errores en orden a la lengua y lenguaje castellanos''-, Julio Zaldumbide, Belisario Peña, Francisco Javier Salazar, Pablo Herrera y José Modesto Espinosa, quienes ya eran con anterioridad miembros correspondientes de la Real Academia Española.

En 1875 se constituyó la Academia Mexicana de la Lengua cuyo primer bibliotecario fue Alejandro Arango y Escandón. En su casa tuvieron lugar las primeras reuniones, con la participación del director, José María de Bassoco, el secretario, Joaquín García Icazbalceta; el censor, Manuel Peredo, y el tesorero, José María Roa Bárcena. En el mismo año se fundó la Academia Salvadoreña de la Lengua, por iniciativa del escritor y diplomático Torres Caicedo.

Antes de finalizar el siglo XIX, ya se habían fundado las Academias de la Lengua de Venezuela (1883), Chile (1885), Guatemala y Perú (1887), y desde entonces se constituyeron un total de 21 academias de América y Filipinas. Sus estatutos fueron reconocidos por la Real Academia Española, que en 1894 se instaló en su sede actual, en el palacio del número 4 de la madrileña calle de Felipe IV, construido entre 1891 y 1894 de acuerdo con el proyecto del arquitecto Miguel Aguado de la Sierra, e inaugurado bajo la presidencia de la reina regente María Cristina. 




Con la consolidación de los Estados hispanoamericanos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, el español fue adoptado como lengua oficial, y difundido a través de los sistemas educativos nacionales que se constituyeron en esos años, permitiendo asimilar al creciente número de inmigrantes de aquel periodo y facilitar las comunicaciones y el desarrollo de la administración central. Desde entonces, el número de personas que lo hablan y lo escriben aumentó en América de forma exponencial. Fue un periodo donde se propuso dejar de llamar ''español'' al castellano para denominarlo ''hispanoamericano''. Hoy el 90% de los hispanohablantes residen en América.

Una clase de lectura en el Uruguay urbano de fines del siglo XIX.
Un grupo de escolares del año 1914 en Uruguay
En 1951 se fundó en México, con el propósito de ''trabajar a favor de la unidad, integridad y crecimiento de la lengua española, que constituye el más rico patrimonio común de la comunidad de hispanohablantes'', la Asociación de Academias de la Lengua Española, -que en 1960, en Bogotá, fue reconocida por Convenio como entidad jurídica internacional-, y desde entonces celebró unos catorce congresos ordinarios, cuatro extraordinarios y tres regionales. En la actualidad, se rige por los estatutos y el reglamento aprobados en el XIII Congreso celebrado en Medellín, Colombia, en 2007.

La Monarquía y la RAE en los siglos XX y XXI

En 1977 y 1993 el rey Juan Carlos I tuvo un papel protagónico en la reorganización de la Real Academia Española, correspondiéndole la aprobación de sus nuevos estatutos. Pero además intervino, por medio de dos reales decretos, uno de 1995, y otro de 2005, que modifican el procedimiento de elección de los miembros.

En 1993 se constituye la Fundación Pro Real Academia Española en el Palacio Real y en el transcurso de una reunión presidida por los reyes de España. Su documento de constitución fue firmado por el rey Juan Carlos I en carácter de miembro fundador y de presidente de honor del Patronato, que es el órgano responsable del gobierno, la administración y la representación de la Fundación.

El pasado 17 de octubre del año en curso, los reyes Felipe y Letizia presidieron la sesión pública conmemorativa del III Centenario de la RAE, acto en el cual fue presentada oficialmente la 23ª edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, resultado del trabajo de las 22 academias que integran la Asociación de Academias de la Lengua Española: Real Academia Española (de España), Colombiana, Ecuatoriana, Mexicana, de El SalvadorVenezolana, Chilena, Peruana, de GuatemalaCostarricense, Filipina, Panameña, de CubaParaguaya, Boliviana, Dominicana, Nicaragüense, Academia Argentina de Letras, Academia Nacional de Letras de Uruguay, Academia Hondureña, Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y Academia Norteamericana de la Lengua Española.

El mismo rey Felipe VI clausuró, junto a la reina, la sesión con un discurso donde expresó su voluntad ''de continuar estimulando este trabajo académico sustentado en la acción común de la Real Academia y sus Academias hermanas de América y Filipinas, que sobre la base del consenso y del respeto a la diversidad, constituye la garantía del mantenimiento de la unidad de la lengua española''. (www.fprorae.es/noticias).

El avance del castellano o español (o hispanoamericano) en todo el mundo es hoy un hecho imparable. La nueva edición del Diccionario de la Lengua ofrece unas 93.111 entradas con unas 195.439 acepciones. Nunca ha sido mayor la fluidez de comunicación entre la Academia y la sociedad a la que va dirigido el Diccionario. Recoge no solo americanismos, afroamericanismos, y expresiones de origen asiático, sino africanismos de Guinea Ecuatorial, donde tiene sus académicos correspondientes. (Preámbulo).



Estos detalles ponen de manifiesto qué fue, qué sigue siendo, y en qué consiste esa Monarquía que por su alcance en el plano cultural perfectamente se la puede considerar tan hispánica como vigente y actual. Capaz de trascender las circunstancias políticas del momento, creada como para durar por siempre, se proyecta sobre un tiempo de más de 500 años de duración y un espacio de más de 40 millones de kilómetros cuadrados.

Felipe y Letizia en la presentación del diccionario
Los reyes con el ministro de Cultura y el presidente de la RAE en la tribuna de honor de la sede de la Real Academia. Foto La Semana, 18 de octubre de 2014.

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